El Perú ha mostrado avances relevantes en materia de desempeño económico, al alcanzar tasas de crecimiento positivas de su PBI de manera consecutiva por más de 20 años.
Entre diversos factores, esta nueva riqueza generada por la economía social de mercado, que sustenta el modelo económico peruano, ha contribuido a que nuestro país acorte brechas sociales; genere oportunidades de educación, salud y empleo para más peruanos, y posicione al país como un importante competidor en el mercado internacional.
Si bien el Perú ha logrado cerrar ciertas brechas en materia de competitividad económica, ¿hemos logrado verdaderamente reducir las brechas de competitividad social frente a otros países de la región? ¿Cómo la pandemia materializó sus efectos en las principales dimensiones de progreso social?.
El Social Progress Imperative publicó recientemente la versión 2021 del Índice de Progreso Social (IPS), un instrumento que, por octavo año consecutivo, mide de manera sistemática dimensiones no económicas del desempeño social en los países. Además, captura resultados alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible a través de tres dimensiones: (i) Necesidades humanas básicas, (ii) Fundamentos de bienestar y (iii) Oportunidades.
Los resultados del IPS 2021 muestran que el Perú ocupa la posición 61 entre 139 países, con un puntaje de 73.61, y se clasifica en la categoría de Progreso Social Medio Alto, junto con países como Chile (puesto 37), Uruguay (39), Argentina (41), Brasil (65), México (68) y Colombia (70).
En términos del ranking, según pilares, el Perú alcanzó el puesto 88 en Necesidades humanas básicas, con 81.32 puntos; el puesto 55 en Fundamentos del bienestar, con 76.2 puntos; y el puesto 57 en Oportunidades, con 63.31 puntos.
En comparación con el año anterior, el país ha retrocedido en 47 puntos básicos (pb) principalmente por los resultados del pilar Fundamentos de bienestar (-63 pb, a comparación de 2020). Esto se ha dado por los resultados deficientes en los componentes Acceso de información y comunicaciones (el cual incluye la transformación digital de los servicios del Gobierno) y Acceso a conocimientos básicos (que incluye equidad de acceso a la educación y participación de mujeres en el acceso a educación).
Los rezagos en temas de progreso social no siempre son generalizados y las problemáticas o carencias que existen en el país se focalizan en regiones menos atendidas por el Gobierno.
De acuerdo con Comex, el foco en la competitividad económica y la productividad debe verse reflejado en mejoras sociales dirigidas a resolver las necesidades de cada región. Más aún, teniendo en cuenta que el efecto real de la pandemia se tradujo en un aumento de las brechas en variables determinantes del progreso social, es fundamental conocer qué factores de la pobreza multidimensional y de oportunidades debemos atacar en el corto plazo y qué carencias enfrenta cada departamento en el país, que impiden observar una verdadera relación entre competitividad económica y social.