
El Ministerio de Cultura examinó la repatriación de piezas de un retablo cusqueño, tallado entre los siglos XVII y XVIII por la Orden Dominicana, que fue retirado del Perú en 1921 para reubicarlo en Suecia.
Esta pieza cultural es de grandes proporciones —7 metros de alto por cinco de ancho— y ha sido catalogado como un bien integrante del patrimonio cultural de la nación por su valor histórico, artístico y religioso.
El Mincul explicó que el retablo es de estilo barroco y fue tallado en madera de cedro. Representa elementos ornamentales típicos del arte virreinal como columnas salomónicas, capiteles, hornacinas, molduras con flores y frutos; así como un tabernáculo dividido en dos cuerpos y tres calles. Fue hecho bajo la técnica de manufactura tallada y ensamblada.
LEA TAMBIÉN: Cámara de Comercio de Cusco: “Venta presencial de boletos a Machu Picchu genera pérdidas”
Según análisis de la cartera, la obra virreinal peruana procedería de un recinto religioso cusqueño. El Arzobispado de la ciudad imperial confirmó la hipótesis al contrastarse con otros retablos de su jurisdicción.

Son, en total, 1,187 piezas de madera que conforman el retablo. ¿Cómo salió del Perú? Documentos arrojan que el retablo fue adquirido en Cusco por Carl Filibert Hultgren, entonces embajador de Suecia en Buenos Aires, durante su visita al Perú por el centenario de su independencia.
LEA TAMBIÉN: Gobierno retrocede y anula resolución que reduce área de las Líneas de Nasca
Al llegar a Uppsala (Suecia), optó por guardarlo en su familia ya que era muy grande la pieza para instalarse en la catedral local.
Hasta 1971 fue resguardado por la familia del diplomático, hasta que en 1971 se subastó: logró ser adquirida por Curt Gripmar, y sus hijos se encargaron de devolverlo al Estado peruano al heredarlo.
El retablo se entregará oficialmente al Ministerio de Cultura en la Sede de la Cancillería, y luego se trasladará al Cusco para su ensamblaje y reinstalación en un templo escogido por el Arzobispado.