
Las comunidades del distrito de Machu Picchu acordaron suspender sus protestas por 72 horas tras una reunión con la Defensoría del Pueblo. Con este gesto, los dirigentes pidieron que se restablezca de inmediato el servicio ferroviario hacia la ciudadela inca, paralizado desde el pasado 14 de septiembre.
El anuncio representa un alivio parcial para cientos de turistas que permanecen en Ollantaytambo y en Machu Picchu Pueblo.
La empresa ferroviaria PeruRail S.A. anunció que se autoriza la reapertura de sus servicios. Además, reiteró que brindará toda la asistencia y flexibilidad a los pasajeros. Lo propio informó la compañía Ferrocarril Trasandino.

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Durante la tregua, las comunidades esperan que el Gobierno central atienda su principal reclamo: autorizar el ingreso de la empresa San Antonio de Torontoy al servicio de buses hacia la ciudadela, tras el fin de la concesión de Consettur.
En paralelo, operadores turísticos advirtieron que el impacto económico ya es severo. El gerente regional de Turismo, Rosendo Baca, estimó pérdidas de más de S/ 300 millones y alertó que las cancelaciones de paquetes para fin de año podrían incrementarse si no se garantiza estabilidad.
Los turistas, entre tanto, mantienen la expectativa. Algunos decidieron esperar en Ollantaytambo hasta que los trenes vuelvan a funcionar, mientras otros regresaron a Cusco por carretera.
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La Policía en Cusco, que mantiene un contingente en la vía férrea, informó que los bloqueos fueron retirados y que ahora se concentra en resguardar la seguridad para que no se repitan incidentes.
La advertencia de New7Wonders sobre la imagen de Machu Picchu como “Maravilla del Mundo” sigue siendo un recordatorio de la necesidad de una gestión sostenible. El Ministerio de Cultura insistió en que la condición de Patrimonio Mundial de la UNESCO no está en riesgo, pero reconoció que la crisis golpea la reputación del país.
La tregua abre un espacio de negociación clave. Esta tarde, representantes del Ejecutivo, autoridades locales y gremios turísticos se reunirán en Lima para intentar alcanzar compromisos que eviten un nuevo estallido.
El reloj corre: en 72 horas se sabrá si el diálogo logra desactivar definitivamente el conflicto.