
La Dirección Regional de Salud (Diresa) de Piura activó un protocolo de respuesta inmediata tras la confirmación de un caso de lepra en la región. Aunque se trata de una enfermedad crónica poco frecuente, su detección ha puesto en marcha medidas de vigilancia epidemiológica, control de contactos y seguimiento clínico riguroso, con el objetivo de evitar la propagación.
El infectólogo de la Diresa Piura, César Guerrero, explicó que la lepra no es una enfermedad altamente contagiosa. “Existen estudios que indican que el 95% de las personas tiene resistencia natural frente al Mycobacterium leprae, el agente causal. Es decir, aunque haya exposición, la mayoría no desarrolla la enfermedad”, sostuvo.
La forma principal de transmisión es por vía respiratoria, a través de un contacto cercano y prolongado con personas no tratadas. Sin embargo, se han reportado otras posibles formas de contagio aún en investigación, como el contacto con animales silvestres como el armadillo o reservorios ambientales, aunque sin evidencia concluyente.
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“Lo más aceptado hasta ahora es la vía respiratoria, especialmente en entornos familiares, por eso se prioriza el despistaje en personas cercanas al caso confirmado”, indicó.
El especialista afirmó que el paciente detectado en Piura ya se encuentra en tratamiento farmacológico. Según explicó Guerrero, desde el primer día de medicación, la capacidad de transmisión del paciente se reduce prácticamente a cero. “Este paciente lleva 11 días con tratamiento, por lo tanto, ya no representa un riesgo de contagio”, afirmó.
La lepra puede mantenerse latente durante muchos años antes de presentar síntomas visibles. La enfermedad combina dos componentes: una infección bacteriana crónica y una neuropatía periférica provocada por la respuesta inmunológica del organismo. Aunque es curable, aún no existen vacunas preventivas, y el diagnóstico temprano es clave para evitar complicaciones, secuelas y la estigmatización social.
En cuanto a los factores de riesgo, Guerrero precisó que existen personas con predisposición genética y alteraciones en su inmunidad innata que podrían desarrollar la enfermedad con mayor probabilidad. Además, condiciones médicas que reducen las defensas —como enfermedades no controladas o tratamientos inmunosupresores— también pueden facilitar la infección.
En la actualidad, todos los contactos directos del paciente están siendo evaluados por el personal de salud de las distintas redes de la región. Voceros del sector aseguraron que el sistema sanitario está preparado para contener posibles cadenas de transmisión, brindar tratamiento gratuito y evitar cualquier efecto adverso derivado de la enfermedad.
Aunque la lepra ha sido históricamente una enfermedad estigmatizante, los especialistas llaman a la calma. “Se trata de una afección controlable, con tratamiento eficaz y vigilancia activa. La información basada en evidencia es la mejor herramienta contra el miedo”, concluyó Guerrero.