
Cuando una persona es diagnosticada con miopía, suele pensar que la solución inmediata es usar gafas o lentes correctores para ver de lejos. Sin embargo, especialistas advierten que esta condición visual puede estar asociada a riesgos mayores que comprometen la salud ocular, por lo que recomiendan chequeos periódicos.
El doctor Renzo Cañote, oftalmólogo retinólogo de Oftalmosalud, explicó que la miopía, especialmente cuando supera las -6.00 dioptrías, eleva la probabilidad de sufrir enfermedades retinianas.
“La retina es irremplazable, es el órgano que captura la imagen y la transmite al cerebro para que podamos ver”, indicó.
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Uno de los principales riesgos está en la mácula, la zona central de la retina responsable de la visión fina y detallada. Un daño en esta área puede ocasionar pérdida de la capacidad de leer, ver televisión con comodidad o incluso, en casos avanzados, reconocer rostros.
Además, los pacientes con miopía tienen mayor predisposición a desprendimientos de retina y lesiones periféricas. Detectarlas a tiempo puede evitar una baja visual severa. La miopía también se asocia al glaucoma, una enfermedad silenciosa que daña el nervio óptico y que, sin tratamiento oportuno, puede conducir a la ceguera irreversible.
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Por ello, los especialistas recalcan que la miopía no debe tratarse únicamente con lentes correctores. Es necesario un seguimiento integral, incluyendo evaluaciones con oftalmólogos especializados en retina. “Un par de lentes se puede cambiar, la retina no”, subrayó Cañote.
Finalmente, los médicos recomiendan realizar al menos un chequeo anual a partir de los 40 años, o antes si el paciente ya presenta un diagnóstico de miopía, para garantizar que cualquier complicación sea identificada y tratada a tiempo.