El último artículo de Financial Times analiza las razones del brutal avance del COVID-19 en Perú, pese que impuso un cierre temprano y estricto, cerró sus fronteras, usó toques de queda nocturnos y lanzó uno de los mayores paquetes de apoyo económico de la región.
Perú alberga a 203,736 casos confirmados de COVID-19, el segundo más alto de América Latina detrás de Chile y segundo en términos absolutos después de Brasil.
“Con el número de casos aún en alza, el presidente Martín Vizcarra ha extendido el bloqueo hasta julio, poniendo al país en camino a una de las cuarentenas más largas del mundo”, refiere el diario.
¿Qué factores explican la evolución del virus? “Hay muchas razones para los brutales números de coronavirus en Perú, entre ellos su fuerza laboral informal”, sostiene.
La informalidad es un problema en América Latina y en todo el mundo en desarrollo, pero es particularmente grave en Perú.
“El FMI dice que 70% del empleo es informal, frente a un promedio latinoamericano de 54%. Muchos peruanos dicen que tienen que romper el encierro para trabajar y sobrevivir”, apunta la publicación.
A esta situación se suma, el éxodo de las familias que llegaron a la capital en busca de oportunidades.
“Lima, hogar de 9 millones de personas, casi un tercio de la población, también es un imán para los migrantes del interior pobre. Después de haberse acabado el trabajo con el encierro, miles dejaron la capital para ir a sus pueblos y aldeas en los Andes y la cuenca del Amazonas, en algunos casos llevándose consigo el coronavirus”, relata el reporte.
Para al exministra de Salud, Patricia García, los números de coronavirus son altos porque las personas no han seguido estrictas reglas de encierro, dijo Patricia García, pero también porque el país está siendo más transparente que otros sobre las pruebas.
Las cifras oficiales muestran que Perú, con una población de 32 millones, ha evaluado a 1.2 millón de personas, tres veces más que su vecino más poblado, Colombia, y más que Brasil, hogar de siete veces más personas.
Alrededor de 14% de esas pruebas han sido pruebas de PCR molecular (reacción en cadena de la polimerasa), consideradas como las más confiables. El resto han sido pruebas de serología y pruebas rápidas menos confiables, que muchos países no incluyen en sus números oficiales. “Otros países solo están revelando la punta del iceberg en sus cifras oficiales. Estamos revelando la punta y un poco más”, afirma García.
Si bien la mayoría de los casos se encuentran en Lima, las regiones del norte de Piura y Lambayeque se han visto muy afectadas, posiblemente, dijo Edward Mezones-Holguín, epidemiólogo en Piura, relacionado con un brote temprano y agudo en Guayaquil, justo en la frontera con Ecuador.
Las vastas provincias de la selva de Loreto y Ucayali han visto una gran cantidad de casos, lo que ha generado preocupación por las tribus indígenas. "El cementerio aquí en Pucallpa (en Ucayali) está saturado", dijo Jorge Antonio Álvarez, director nacional de Living Water International, una ONG.
Mezones-Holguín también cita “años y años de subinversión en el sistema de salud peruano”, como un factor que contribuye a la alta tasa de infección. García también reconoce que Perú estaba mal preparado para el COVID-19. “Nuestra capacidad de respuesta era débil”, dijo.
“Al principio, solo teníamos 100 camas de cuidados intensivos en todo el país”.