El calendario escolar 2025 podría verse afectado por la presencia de 16 feriados a lo largo del año, de los cuales 10 caerán en días académicos, lo que interrumpirá la continuidad de las clases. Esta situación representa un desafío para las instituciones educativas a un mes de iniciar el año escolar, que deberán ajustar su planificación pedagógica para minimizar el impacto en el aprendizaje de los estudiantes. ¿Cómo prepararse ante esta situación?
Killa Miranda, exviceministra de Educación, conversó con Gestión y sostuvo que este año, la nueva norma que regula el calendario escolar, ha traído una mejora significativa en la organización del año académico.
Una de las principales ventajas es la planificación de las semanas escolares, lo que facilita la programación del trabajo pedagógico tanto para estudiantes como para docentes.
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“Este año, los maestros ingresan a las aulas el 3 de marzo, con dos semanas previas para organizar su labor pedagógica, lo que equivale a 10 días hábiles. Este tiempo de preparación es crucial para planificar las actividades y estrategias de enseñanza, garantizando que los docentes estén listos para comenzar con las clases de manera efectiva desde el inicio del ciclo escolar el 17 de marzo”, explicó.
Sin embargo, al presentarse una serie de feriados, podría ocasionar que los escolares puedan tener una pausa en sus labores académicas y perjudicar su desarrollo estudiantil.
Feriados vs. días académicos
La exviceministra, expresó que al igual que el año pasado, los feriados representaron un desafío significativo para el calendario escolar. Estos días coincidieron en momentos clave, como el cierre del primer semestre en julio y el cierre del año escolar en diciembre.
“Estos días festivos interrumpieron la continuidad de las clases, lo que generó dificultades en la planificación pedagógica y redujo el número de semanas de enseñanza efectivas. Este tipo de interrupciones puede afectar el ritmo del aprendizaje y, en algunos casos, provocar que se pierdan horas de clase valiosas para los estudiantes”, aseguró.
“Diversas voces, tanto desde el ámbito empresarial como desde otros sectores, han señalado la problemática que representan los feriados aparentemente innecesarios, especialmente cuando caen en mitad de semana. La falta de justificación clara para estos días festivos genera incertidumbre y cuestionamientos sobre su impacto en el calendario escolar”, agregó.
Lecciones que aprender
Miranda manifestó que en diversas regiones como Loreto y Arequipa, se han implementado experiencias exitosas donde los maestros, en conjunto con la Ugel y el Ministerio de Educación, han adaptado sus horarios de clase para maximizar el tiempo de enseñanza en zonas alejadas.
Un ejemplo de esto son los maestros que, debido a la lejanía de sus lugares de trabajo, organizan su tiempo de manera eficiente tomando 20 días continuos de clases, sin regresar a sus hogares durante los fines de semana, para luego descender a sus zonas de residencia por 10 días. Este tipo de coordinaciones demuestra cómo la planificación adaptada a las circunstancias locales puede ser efectiva.
“La clave está en cómo cada institución educativa puede habilitar estas fechas, adaptándolas a sus necesidades y haciendo frente a los posibles inconvenientes que los feriados puedan causar en la programación educativa”, dijo.
De acuerdo a su información, la pandemia dejó una lección en cuanto a la necesidad de reforzar la infraestructura, mejorar la formación docente y poner en marcha estrategias que aseguren que el aprendizaje a distancia no se pierda por falta de recursos.
“Lo que se ha evidenciado hasta el momento es que las condiciones para trabajar de manera remota o a distancia son mejores en las instituciones educativas del régimen privado que en las del sector público. Esto no se debe únicamente a la falta de equipamiento en las escuelas públicas, sino que incluso cuando estas están equipadas, los estudiantes a menudo no tienen acceso adecuado a las tecnologías necesarias para acceder a las clases”, precisó.
En rojo la falta de continuidad de clases
Para Raúl Castro, decano del Doctorado de Educación de la Universidad Científica del Sur, un estudiante que interrumpe sus clases, ya sea por feriados u otras actividades, su desarrollo estudiantil cae en un 10%.
“La solución propuesta por el ministerio ha sido ofrecer clases los sábados, lo que impacta tanto en el rendimiento de los estudiantes como en la economía de las familias, al generar costos adicionales, y en los recursos humanos de los docentes, quienes deberán trabajar un día extra, lo que no siempre es viable”, expresó.
“La crisis generada por la interrupción de clases debido a los feriados puede convertirse en una oportunidad para repensar el enfoque educativo. En lugar de ver estos días de paro como una pérdida de tiempo, se puede desarrollar un mecanismo de innovación dentro de los mismos colegios. Una de las estrategias que podría implementarse es el fomento del trabajo independiente y autoformativo por parte de los docentes, motivando a los estudiantes a investigar y trabajar en proyectos autónomos durante estos períodos”, añadió.
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Modelo de aulas invertidas: de qué se trata
Castro, sostuvo que existe una manera práctica para que los estudiantes y los maestros no pierdan la ilación de las clases, pero sobre todo el interés de seguir aprendiendo por parte de los escolares.
“Una estrategia interesante es la implementación del modelo de aula invertida, donde el profesor puede asignar tareas como investigar sobre temas específicos relacionados con su entorno, como, por ejemplo, los efectos de las fiestas locales en la pesca o el impacto ambiental de ciertas prácticas”, precisó.
Este tipo de trabajo práctico no solo mantiene a los estudiantes activos, sino que también fomenta un aprendizaje más profundo y contextualizado, que además les permite involucrarse de manera más directa con su comunidad y cultura.
“Este enfoque cambiaría el paradigma tradicional de enseñanza expositiva hacia uno más participativo y basado en proyectos. De esta manera, en lugar de perder tiempo, los estudiantes estarían comprometidos en procesos de autodescubrimiento, investigación y análisis, lo cual les permitiría seguir aprendiendo y desarrollando habilidades de forma independiente”, aclaró.
Además, indicó que es fundamental que el sector educativo cuente con herramientas y métricas claras para medir el impacto de los aprendizajes.
“La educación no solo es un medio para transmitir conocimientos, sino también una plataforma clave para generar datos y evaluar cómo se está formando el capital humano a futuro. Tener una visión integral de estos indicadores permite identificar áreas de mejora, ajustar estrategias pedagógicas y garantizar que los aprendizajes adquiridos estén alineados con las necesidades del desarrollo personal, social y económico”, puntualizó.
Yuriko Cabeza, Lima 1987. Licenciada de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, con más de 12 años de experiencia en medios digitales. Escribo sobre política, actualidad local y realizo informes especiales.
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