
La delincuencia invadió a los conciertos. El último miércoles 8 de octubre, cuatro integrantes de la agrupación Agua Marina —y un asistente al recinto— resultaron heridos de balas tras un ataque perpetrado por dos sujetos motorizados que, desde los exteriores del Círculo Militar de Chorrillos, dispararon contra el estrado. El trágico suceso solo es la punta del iceberg, ya que los artistas se ven obligados a pagar cupos a los extorsionadores a fin de preservar sus vidas, ¿cómo ello afecta al sector entretenimiento?
“Todos estamos siendo víctimas. Somos intermediarios con los promotores de eventos para llegar a un arreglo (con los extorsionadores)”, comentó a Canal N, Johny Peña, director musical de Zaperoko.
Peña reconoció que las propias orquestas han tenido que incrementar sus costos en materia de seguridad privada, mas las amenazas por cobro de cupos no cesan. Agua Marina no era ajena a esta cruda realidad, ya que semanas antes, José Quiroga, líder de la agrupación, denunció ser víctima de la intimidación. Se mostraron audios del grupo liderado por Erick Moreno, alias ‘El Monstruo’, quien le exigía un pago por cada vez que tocasen en Lima Norte.
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Ivan Cock, productor musical, recordó a Gestión que indudablemente se han elevado los costos en seguridad privada para un concierto, pero dicho porcentaje depende de la magnitud del evento, ya que “no es lo mismo la seguridad para un concierto de Mocedades o música clásica, que para uno de rock como Limp Bizkit”.

“Fue en un evento privado el atentado contra Agua Marina. Un concierto tiene seguridad garantizada para el artista, el público y el perímetro. En este caso, se evidencia la aguda inseguridad ciudadana e improvisación. A pocos kilómetros de Chorrillos (en Costa 21) sí había efectivos policiales dentro y fuera por el concierto de David Guetta ¿Dónde está ese empresario responsable (del recital de Agua Marina)?“, indicó.
Cock añadió que por cada 100 asistentes, las promotoras de eventos deben asignar a un efectivo de seguridad. El pánico que generó la balacera contra Agua Marina puede traducirse en el incremento de los costos de las pólizas de seguro para los asistentes, ya que nada garantiza que no puedan ser heridos, por la ola de criminalidad, dentro de un concierto.
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¿Se perderá el interés por asistir a un concierto?
Eusebio Hurtado, director general adjunto de APDAYC, advirtió que el crimen organizado ya afecta a la industria cultural, pero no prevé que la industria se detendrá, en el corto plazo, debido a los acuerdos entre organizadores, proveedores, artistas y comercio.
“Hay una necesidad de seguir (con los eventos) pero los gastos están subiendo cada vez más. Estos gastos en seguridad se lo van a cargar al usuario final, es decir, el asistente, para poder realizar una actividad sin que se afecte su integridad”, expresó a Gestión.
A largo plazo, sí avizora un menor interés del público en estas actividades culturales porque “nadie tiene un bolsillo de payaso para seguir gastando”. “Se van a priorizar otros gastos”, subrayó.

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En esa línea, el productor y músico, Tony Succar, manifestó que “ahorita lo principal es la seguridad de los ciudadanos” por encima del entretenimiento. “No se puede normalizar. Hay que hacer un alto de urgencia. Me da miedo como músico estar en un estrado y que suene una metralleta”, apuntó.
Finalmente, Cock alertó que se deberán elevar los estándares de seguridad, ya que conciertos como el de Agua Marina, donde se registró el atentado, no era muy seguro por tratarse de “un estrado forrado con telas” y fue alcanzado por las balas disparadas desde el perímetro. “También los seguros en conciertos para proteger a los artistas podrían elevarse, y con ello, los precios. Todo eso deben evaluar ahora los productores”, aclaró.