En menos de un mes, los rebeldes apoyados por Ruanda lograron tomar el control de dos ciudades en el este de la República Democrática del Congo, intensificando el conflicto que mantienen desde hace años contra las fuerzas congoleñas.
Respaldados por miles de efectivos ruandeses, los rebeldes del M23 lograron apoderarse inicialmente de Goma el mes pasado, para luego avanzar hacia Bukavu este fin de semana. Este movimiento representa su avance más significativo desde que iniciaron su lucha armada hace más de una década, intensificando los temores de un posible conflicto regional.
¿Quiénes son los rebeldes y qué quieren?
El M23, a diferencia de otras aproximadamente 100 facciones armadas que operan en el este de la República Democrática del Congo, se distingue por estar formado en su mayoría por tutsis étnicos que no lograron incorporarse al ejército congoleño.
El grupo sostiene que su lucha busca proteger a los tutsis y a los congoleños de origen ruandés de la discriminación. Sin embargo, sus críticos argumentan que esta campaña, con el respaldo de Ruanda, es en realidad un pretexto para ganar influencia económica y política en el este de la República Democrática del Congo.
El M23 está siendo apoyado con tropas y armas de Ruanda, según expertos estadounidenses y de la ONU.
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, acusa al presidente congoleño Félix Tshisekedi de ignorar las preocupaciones de los tutsis étnicos de Congo y de pasar por alto acuerdos de paz anteriores.
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¿Cómo han logrado capturar más terreno?
En la provincia de Kivu del Norte, los rebeldes se apoderaron de Goma tras enfrentamientos intensos con las tropas gubernamentales y sus aliados, dejando cuerpos en las calles y forzando a miles de soldados congoleños a rendirse. Sin embargo, en Bukavu, situada a 100 kilómetros (62 millas) al sur de Goma, los combatientes del M23 encontraron poca resistencia, según relatan los residentes, ya que las fuerzas congoleñas optaron por retirarse mientras los rebeldes avanzaban hacia la ciudad.
Las razones del asalto del M23 podrían ser el hecho de que solo enfrentaban una resistencia limitada y estaban empujando contra una puerta abierta, indicó el grupo de expertos International Crisis Group.
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¿Qué se está haciendo para resolver el conflicto?
La comunidad internacional en su mayoría ha usado la misma retórica desde que comenzó el último avance del M23 el 26 de enero, enfatizando el diálogo y la retirada de los rebeldes, pero sin ejercer presión financiera y diplomática sobre Kigali, como fue el caso en 2012, cuando el M23 tomó Goma antes de retirarse. Una cumbre de líderes de África oriental y meridional pidió un alto el fuego inmediato, pero notablemente no solicitó la retirada de los rebeldes de Goma.
Los observadores han señalado que la presión internacional atenuada sobre Ruanda se debe en parte al sentimiento de culpa por no intervenir en el genocidio de 1994 en Ruanda, así como el creciente estatus del país bajo Kagame tanto en África como en Occidente.
Murithi Mutiga, director de África en el ICG, señaló que son los países africanos en gran medida los responsables de ignorar las advertencias del conflicto. Afirmó que los últimos combates fueron “un fracaso de la mediación africana”.
A diferencia de 2012, cuando se retiraron de Goma en menos de una semana, el M23 se ha vuelto más audaz gracias al apoyo de Ruanda con tropas y armas, agregó Mutiga.
¿Podría esto escalar en una guerra regional?
El conflicto tiene complicaciones regionales con la participación de los vecinos del sur y este de Congo, cuyos ejércitos fueron invitados por Tshisekedi cuando el M23 resurgió a finales de 2021.
Algunos de los aliados de Congo han sufrido pérdidas, incluyendo a Sudáfrica, con 14 cascos azules muertos en los combates por Goma. Las autoridades de Burundi también afirman que sus tropas han sido atacadas por los rebeldes. “El riesgo de una confrontación regional nunca ha sido tan alto”, manifestó Mutiga.
Las preocupaciones sobre una escalada más allá de Congo también provienen de las guerras del país entre 1996 y 2003, cuando los vecinos de Congo y grupos armados lucharon por el acceso a metales y minerales de tierras raras como el cobre, el cobalto, el litio y el oro.
Hasta seis millones de personas han muerto durante el prolongado conflicto denominado “la guerra mundial de África”.
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¿Qué está haciendo el gobierno de Congo?
El presidente Tshisekedi, quien ha advertido sobre posibles represalias por parte de su país, ha reiterado su llamado a la comunidad internacional para que tome medidas más contundentes contra Ruanda, al que acusa de falta de presión sobre el conflicto.
Aunque el gobierno congoleño ha mostrado disposición para dialogar, subraya que las conversaciones deben basarse en los acuerdos de paz previos y no estar condicionadas por los avances militares del M23, a pesar de que los líderes rebeldes también han aceptado la idea de negociaciones.
El M23 ha manifestado que su lucha busca obtener poder político y combatir la corrupción y la mala gobernanza en las áreas bajo su control. Además, el grupo ha expresado su disposición a entablar un diálogo “directo y sincero” para abordar las raíces del conflicto, pero condiciona el cumplimiento de un alto el fuego a que el ejército congoleño detenga su ofensiva militar en la región.
Elaborado con información de AP
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