
El vicepresidente de la Cámara de Turismo de Cusco y gerente general de hoteles Casa Andina, Juan Stoessel, cuestionó la actual política de venta de entradas al santuario de Machu Picchu, que reserva alrededor de 1,000 boletos para su comercialización física en Aguas Calientes (Machu Picchu pueblo). Según advirtió, este esquema no solo genera colas interminables y una mala imagen del destino en redes sociales, sino que beneficia a un reducido grupo de operadores locales en perjuicio del turismo nacional.
“En las últimas semanas hemos hecho un conteo. De esas 1,000 entradas, en promedio se venden 350 o 400. El negocio es que la gente no entre a Machu Picchu ese día, sino que se quede la mayor cantidad de días posibles consumiendo en Aguas Calientes”, afirmó en entrevista a Cuentas Claras, de Canal N.
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Expectativa frustrada y turistas retenidos
Stoessel explicó que muchos visitantes que no logran adquirir boletos online son derivados a las ventanillas de Aguas Calientes con la promesa de conseguir un pase. Sin embargo, al llegar, se les informa que no hay disponibilidad para el mismo día. “Normalmente te dicen que no hay para hoy ni para mañana, pero para pasado mañana sí. Ya te tienes que quedar por lo menos a dormir una noche”, señaló.
El dirigente agregó que el ministro de Cultura, Fabricio Valencia, conoce esta práctica. “Él sabe que las entradas no se venden para ese mismo día. Si llegas en tren a las 7 a.m. y hay entradas, te dicen que no hay y te las venden para el día siguiente”, expresó.
La situación, advirtió, ya impacta en la reputación del país como destino. “Esto está generando que los tour operadores digan: ¿Cómo voy a promocionar Perú si es que no puedo garantizar que mis clientes puedan entrar a Machu Picchu? Nosotros somos un destino espectacular, pero no somos el único destino del mundo”, sostuvo.

Falta de inversiones y pérdida de competitividad
Stoessel recordó que, antes de la pandemia, la Unesco había validado un plan de mejoras para ampliar el acceso y ordenar el flujo de visitantes, que incluía un centro de interpretación y nuevos accesos. “Machu Picchu recaudó 240 millones de soles el año pasado, pero solo se invierte en planillas. No se ha hecho nada de lo que se pidió desde 2015”, lamentó.
En cuanto al impacto en las cifras, indicó que el Perú sigue sin recuperar los niveles prepandemia. “En 2019 recibimos 4.4 millones de turistas. El año pasado fueron 3.2 millones y este año seremos 3.4 o 3.5 millones, un crecimiento de apenas 4%. Machu Picchu es clave para todo el turismo nacional y estamos beneficiando a unos cuantos en perjuicio de todo el sector turismo”, advirtió.
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El ejecutivo fue enfático en que la única solución es adoptar el modelo internacional: vender todo el aforo en la plataforma y liberar en boletería únicamente los boletos que no se hayan colocado en línea.