
La crisis turística en Machu Picchu se agrava por la falta de definición en la concesión del transporte entre Aguas Calientes y la ciudadela inca. Así lo advirtió Juan Stoessel, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Cusco.
Stoessel denunció que la inacción del Estado ha creado un “vacío administrativo” que pone en riesgo la experiencia de miles de visitantes y daña la imagen del Perú en el exterior.
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“Hoy tenemos un destino que recibe más de 4,000 personas al día, pero ninguna autoridad quiere asumir la responsabilidad final”, señaló a Canal N.
“Perú solo exporta malas noticias sobre Machu Picchu, y eso afecta directamente al prestigio del país”, agregó.
Stoessel recordó que durante más de 30 años la ruta de buses hacia Machu Picchu fue operada por Consettur bajo condiciones cuestionadas. Tras el vencimiento de la concesión, no se ha definido qué empresa tomará oficialmente el control.
“Estamos en una situación crítica: una nueva operadora ingresa con algunos buses, pero no tiene ni la infraestructura ni el plan mínimo para garantizar seguridad y eficiencia”, afirmó.
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El dirigente gremial criticó la falta de coordinación entre los distintos niveles de gobierno.
“Los ministerios, municipalidades y el gobierno regional actúan de manera aislada. Cada uno toma decisiones unilaterales y no existe un plan común. Eso es lo que ha creado este vacío administrativo”, aseguró.
Añadió que esta desorganización no solo afecta la planificación de largo plazo, sino la operación diaria del sistema turístico.
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Huelga en plena temporada alta
Ante la ausencia de soluciones, los gremios turísticos convocaron una huelga para el 15 y 16 de este mes.
“No queremos llegar a estas medidas, pero necesitamos que el Ejecutivo defina reglas claras y un modelo de gestión integral. Si no, Machu Picchu seguirá perdiendo valor”, sostuvo Stoessel.
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Finalmente, el dirigente reiteró el pedido de crear una entidad especializada para administrar Machu Picchu.
“El Ministerio de Cultura no tiene la capacidad técnica para gestionar un destino de esta magnitud. Necesitamos una autoridad única que piense en el largo plazo y proteja tanto el patrimonio como la experiencia turística”, enfatizó.
“Si seguimos sin voluntad política, el deterioro de la imagen del Perú será irreversible”, advirtió Stoessel.