Cinco jóvenes peruanos que lideran emprendimientos en salud, educación y medio ambiente serán premiados por Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) este jueves 20 de octubre en una ceremonia que se realizará por primera vez en el país.
Se trata de Mayra Lázaro, Alonso Mujica, Guillermo Bastian, Jorge Siesquén y Miguel Malnati, quienes figuran entre los 35 mejores innovadores de Latinoamérica.
El ‘MIT Technology Review en español’ premia cada año a 35 jóvenes innovadores menores de 35 años para reconocer el impacto de sus proyectos en ciencia y tecnología.
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Los emprendimientos
Mayra Lázaro tiene 28 años y ha creado QUEESTUDIAR, una plataforma que ayuda al estudiante a conocer sus puntos fuertes para que tenga una motivación para seguir aprendiendo.
La plataforma permite que los colegios y psicólogos den seguimiento al alumno y evalúen sus habilidades blandas. El uso de inteligencia artificial mejora la eficacia de las herramientas según se expande su implantación. Los contenidos de aprendizaje están adaptados a la generación actual y el alumnado interactúa con la plataforma a través de historias como en conversaciones por WhatsApp.
QUEESTUDIAR ayuda a escuelas e institutos de Perú y Paraguay a que sus alumnos, especialmente los más desfavorecidos, ganen confianza en sí mismos y sepan qué oficio quieren tener en la vida adulta.
Alonso Mujica (32) creó Silabuz, una startup que ayuda a las compañías a reclutar, entrenar y descubrir talento latente de desarrolladores y otros trabajadores altamente formados en habilidades digitales para suplir sus vacantes.
Silabuz hace match entre puestos de trabajo bien remunerados del sector tecnológico y personas que tienen las habilidades que busca la empresa. La plataforma para empresas aporta mejores oportunidades laborales a las personas en el sector tecnológico.
Por un lado, recluta a talento con alto potencial con bootcamps de entrenamiento en tecnologías con alta demanda en el mercado laboral y forma al personal de las empresas. Además, les ofrece una cartera de futuros empleados a las compañías que buscan incorporar trabajadores con habilidades técnicas.
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Guillermo Bastian creó un visor inteligente llamado The Smart Interpreter, que hace de intérprete en tiempo real al permitir la recepción y el envío de mensajes entre la persona escuchante y la que no tiene capacidad auditiva.
Su sistema se compone de unas gafas con cámara, micrófonos, altavoz y una pantalla. El dispositivo cumple una doble función para permitir la comunicación mutua. Una es recibir mensajes al traducir el lenguaje oral a lengua de signos y texto en la pantalla. Otra es enviar mensajes al convertir el lenguaje de señas de la persona sorda en sonidos emitidos desde un altavoz incorporado con inteligencia artificial.
Miguel Malnati ha desarrollado Bio Natural Solutions, una start-up biotecnológica que usa residuos orgánicos para alargar la vida útil de las frutas frescas.
Su emprendimiento reaprovecha residuos orgánicos de la industria agrícola como cáscaras y semillas de mandarinas y mangos para conservar la fruta en los estantes de los mercados. El producto que obtiene de estos desperdicios agrícolas es un recubrimiento orgánico que dobla la vida útil de frutas frescas. Este líquido natural incoloro e inodoro es una solución natural y ecológica libre de sustancias químicas. Malnati ha probado la efectividad de su recubrimiento en limones, paltas, naranjas y mangos.
Su visión es posicionar Bio Natural Solutions como una marca latinoamericana de conservación de alimentos con presencia en el mercado africano para reducir el impacto ambiental de la agricultora a nivel global.
Jorge Siesquén democratiza el acceso a la refrigeración de alimentos con una tecnología ancestral que no consume energía. Este proyecto de innovación social y ambiental low-tech llamado Pukhi, funciona gracias a la refrigeración por evaporación y consiste en dos recipientes de cerámica.
En el mayor se coloca arena antes de situar el menor en su interior. Posteriormente se añade agua. Tras esperar unas horas a que comience a evaporar, ya se puede llenar con hasta seis kilos de frutas y verduras. Con este simple mecanismo, similar al del botijo, Siesquén logra una temperatura hasta 10 grados inferior a la ambiental sin gastar electricidad. La iniciativa está presente ya en tres regiones de Perú.