El Observatorio Nacional de Prospectiva del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) señaló que el Fenómeno de El Niño ha generado impactos negativos en el Perú en diversos sectores como la agricultura, la pesca, la infraestructura y la salud pública. En esa línea demandó acciones urgentes.
Como se sabe hace uno días, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) declaró oficialmente que en el Pacífico tropical imperan condiciones características del El Niño, que pueden propiciar que se incrementen las temperaturas mundiales y se generen unos patrones meteorológicos y climáticos perjudiciales.
En las últimas décadas fueron dos los eventos que tuvieron especial repercusión para el país. Entre los años 1997 y 1998 ocurrió el fenómeno El Niño global durante el que se destruyeron 944 kilómetros de carretera, 344 puentes, 216 centros educativos, 47,409 viviendas, entre otros daños considerables; hubo más de medio millón de damnificados en todo el país y una pérdida económica de 1,800 millones de dólares.
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Posteriormente en 2017, con la ocurrencia del fenómeno de El Niño costero, el número de personas damnificadas de los departamentos de la Libertad y Piura fue de aproximadamente 160,000, siendo la cifra nacional poco más de 285,000 personas.
Recientemente, en el primer semestre de 2023, ya se han registrado fuertes inundaciones y aludes en cientos de distritos de la costa norte y sierra del Perú.
De acuerdo con el reporte de mayo del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional, el fenómeno de El Niño ha dejado a su paso muertes, personas damnificadas, viviendas destruidas y carreteras afectadas.
Además, ha provocado el aumento de la temperatura y enfermedades como malaria, cólera, dengue, enfermedades dermatológicas y infecciones respiratorias agudas.
Respecto a los impactos económicos, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) estimó que el crecimiento económico del año 2023 se reduciría de 2,6 % a 2,2 %, siendo los sectores agropecuario y pesquero los más afectados.
El Ministerio del Ambiente (Minam) advierte que se espera un incremento de 20 % en las inundaciones de la costa, debido al aumento del nivel del mar y las lluvias intensas.
Además, la frecuencia de sequía en la sierra afectaría la disponibilidad de agua para la población y la agricultura.
Según el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred), aproximadamente 1′232,202 personas que residen en 16,104 centros poblados distribuidos en 23 departamentos estarán en riesgo muy alto debido a deslizamientos y huaicos.
Las regiones con mayor población expuesta a este riesgo extremo son Piura, Áncash, Huánuco, Cajamarca y La Libertad.
Además, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) pronostica que el fenómeno de El Niño global se prolongará hasta el verano del 2024 con una probabilidad del 82 %.
Pérdidas a nivel global
A nivel global, las pérdidas económicas relacionadas con eventos climáticos han aumentado considerablemente en la última década.
Según datos de la ONU, las tormentas generaron daños económicos por un total de 521 mil millones de dólares entre 1970 y 2019, mientras que las inundaciones ocasionaron pérdidas de 115 mil millones de dólares en el mismo período. Además, las sequías han sido responsables de 650 mil muertes, seguidas de las tormentas, inundaciones y temperaturas extremas.
De acuerdo con el Banco Mundial en los últimos 20 años, las inundaciones afectaron a 1,650 millones de personas en todo el mundo, se estima que 180 millones de personas adicionales se verían impactados por el mismo fenómeno para el año 2030. Además, se proyecta que para el 2050, más del 75% de la población mundial podría verse afectada por sequías.
Al respecto, el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible 2022 recomendó la implementación y fortalecimiento de medidas de mitigación y adaptación, así como el uso de tecnologías apropiadas, incluyendo sistemas de alerta temprana de riesgos múltiples y aplicaciones científicas.
Estas medidas son para mejorar la recopilación y el análisis de datos, y para impulsar una preparación y respuesta resiliente e informada. Además, se subraya la importancia de fortalecer la capacidad institucional para integrar la información sobre riesgos de desastres en la planificación del desarrollo sostenible.
En tal sentido, la ficha técnica sobre “Aumento de la frecuencia de eventos climáticos extremos” del Ceplan, enfatiza la urgencia de abordar de manera concertada y decidida el cambio climático.
“Queda claro que reducir las emisiones de carbono es solo el primer paso. Es el momento de invertir en adaptación, de tomar medidas concretas y aprovechar las herramientas y tecnologías disponibles. La adaptación al clima cambiante es una responsabilidad compartida, y cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar para construir un futuro más resiliente y sostenible” indica el Ceplan.