Espinar.
Espinar.

En el informe “”, publicado en mayo de 2021, se encontró altos niveles de sustancias tóxicas como arsénico, plomo, mercurio, cadmio y manganeso en 117 personas, de una muestra de 150 personas en Espinar, informó Amnistía Internacional en base a su propio reporte.

Asimismo, indicó que a fines de 2020, la Corte Superior de Justicia de Cusco emitió una sentencia inapelable mediante la cual ordenó al Ministerio de Salud implementar una Estrategia de Salud Pública de Emergencia Sanitaria para Espinar.

A mediados de 2021, la Gerencia Regional de Salud de Cusco elaboró un plan para atender la crisis, pero sin consultarlo con las comunidades afectadas.  

“Para enfrentar la crisis de salud que atraviesa Espinar es necesario que el plan de atención se desarrolle con la participación de la población afectada y sea multisectorial, pues es la forma más efectiva de resolver esta crisis y atender a las miles de personas que hoy están padeciendo la contaminación por metales pesados”, dijo Marina Navarro, directora de Amnistía Internacional Perú, remarcando que este plan debe definir con claridad la población a la cual se dirige y apuntar a eliminar los factores que producen la contaminación.    

Según Amnistía Internacional, el riesgo de exposición a metales pesados y a otras sustancias tóxicas va más allá de Cusco y alcanza aproximadamente a 10 millones de personas; es decir, en Perú, una de cada tres personas está expuesta a este riesgo y a sus consecuencias en la salud.  

Para sensibilizar a la población sobre la situación sanitaria que se vive en Espinar y en todo el país, activistas de Amnistía Internacional, junto a grupos de artistas han intervenido plazas de Lima y Cusco para representar, desde el arte, los procesos de contaminación con metales pesados en el agua, tierra y aire en Espinar, así como sus impactos en la vida de miles de personas.

Cabe señalar que el informe de Amnistía Internacional ha documentado también otras condiciones precarias que enfrenta la población de Espinar, como la falta de acceso a agua potable y la contaminación ambiental.

Estos factores, sumados a la crisis provocada por la COVID-19, coloca a esta población en una situación de extrema vulnerabilidad y riesgo. Los metales tóxicos son altamente peligrosos para la salud humana y pueden dañar casi todos los órganos del cuerpo, transmitirse a fetos y causar cáncer.