
Mientras la atención pública se concentra en desastres visibles e inmediatos, un fenómeno silencioso avanza en varios puntos de Lima Metropolitana: el hundimiento progresivo del suelo en zonas urbanizadas.
Este proceso, que compromete la estabilidad de edificaciones, vías y servicios básicos, se registra en distritos como Surquillo, Ancón y Carabayllo, según estudios recientes y reportes vecinales, indicó la compañía Estructura, especializada en monitoreo de salud estructural de edificaciones.
Señaló que en la urbanización Limatambo de Surquillo, los vecinos conviven desde hace más de una década con un hundimiento acumulado de hasta 40 cm, acompañado de grietas en muros, veredas colapsadas y edificaciones inclinadas.
El origen estaría en la construcción sobre una antigua cantera rellenada con materiales inestables y residuos, vinculada a obras de la Vía Expresa Paseo de la República realizadas en la década de 1960 e inicios de 1970, cuando se construyeron los tramos centrales y se hicieron rellenos para nivelar zonas como Surquillo y La Victoria.
La compañía Estructura refirió que un análisis de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur), basado en imágenes satelitales de 2014 a 2020, revela que por su parte Ancón y Carabayllo presentan hundimientos de hasta 2.4 cm por año, probablemente asociados a procesos de subsidencia y posibles fallas tectónicas.
Agrega que el geofísico Manoochehr Shirzaei (Virginia Tech) y el geólogo Willem Viveen (PUCP) advirtieron incluso hace unos meses que, aunque el suelo de Lima es estable en la mayoría de zonas, estos puntos muestran un patrón que merece atención científica y técnica.
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Marco Reyes, experto en salud estructural y director LATAM de Estructura, advierte el impacto potencial de esta problemática:
- Riesgo para más de 25,000 habitantes en las áreas directamente afectadas.
- Posible afectación de vías principales y redes de agua y saneamiento, con altos costos de reparación.
- Pérdida de valor inmobiliario y aumento de primas de seguros en zonas catalogadas como de riesgo.
“La subsidencia urbana es un enemigo invisible. En sus primeras fases, no se percibe a simple vista, pero sus efectos sobre la estructura de los edificios y las redes de servicios pueden ser irreversibles. Nuestro sistema de monitoreo estructural permite detectar desplazamientos milimétricos, identificar deformaciones y generar alertas tempranas antes de que ocurra un colapso”, explica Reyes.
Plan para mitigar riesgos por hundimiento de suelos
El especialista propone implementar el Sistema de Monitoreo de Salud Estructural (SHM) en edificaciones críticas —como colegios, hospitales, edificios residenciales y comerciales— ubicadas en áreas de subsidencia. Este sistema combina sensores de alta precisión con análisis en tiempo real, cruzando datos con imágenes satelitales para generar mapas dinámicos de riesgo.
Asimismo, Estructura recomienda la instalación de un sistema de monitoreo estructural continuo en inmuebles y obras públicas ubicadas en las zonas identificadas con subsidencia, complementado con el cruce de datos satelitales y topográficos para anticipar desplazamientos del terreno.
Propone a su vez, implementar planes de mantenimiento preventivo y reforzamiento de cimentaciones en estructuras vulnerables, junto con protocolos de alerta y evacuación que se activen automáticamente ante la detección de indicadores críticos.
La falta de atención a este fenómeno podría derivar en pérdidas humanas y económicas significativas. “No podemos esperar a que un hundimiento provoque un colapso para actuar. La prevención es más económica y segura que la reconstrucción”, concluye Reyes.