Un satélite de comunicaciones es un sistema de tecnología que brinda conexión de Internet, televisión, radio y telefonía en países que tienen una geografía compleja, con poblaciones alejadas y de difícil acceso como el Perú.
En el país existen tres modalidades o medios de comunicación a distancia: las redes de comunicación terrestre que utiliza fibra óptica, los radioenlaces y los satélites de telecomunicación. Estos medios son completamente compatibles y se complementan para poder cerrar la brecha digital.
Gran parte de la fibra óptica, redes dorsales y redes regionales llegan a gran parte del territorio nacional. Sin embargo, estas redes terrestres no llegan del todo a la zona oriental del Perú, la selva. Por lo tanto, las redes satelitales de terceros están brindando la cobertura restante de las redes terrestres, básicamente con accesos limitados.
Del mismo modo, al no contar con un satélite de comunicaciones propio, el Estado peruano contrata servicios de telecomunicaciones satelitales a compañías privadas que operan satélites. Las entidades estatales contratan de manera independiente, en función de los recursos y sus propias prioridades, indica el exjefe de la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (Conida) Carlos Caballero, en el informe “Gasto del Estado Peruano en Telecomunicaciones Satelitales”.
El estudio de Caballero junto a Wilfredo Fanola Merino demuestra que 45 entidades públicas del Estado contratan servicios de telecomunicaciones satelitales utilizando un ancho de banda estimado en 511MHz (megahercios) y que el gasto efectivo bordea los US$21.7 millones (US$ 21′683,142.51). En un periodo de 15 años, esta inversión asciende a la suma de US$ 325.25 millones.
“Con ese monto es suficiente para adquirir un satélite de telecomunicaciones soberano para el Estado. Esto permitirá dejar de depender de los proveedores extranjeros, reducir el costo de megahercios al mes, contar con la capacidad para atender la demanda del Estado y reducir la brecha de conectividad”, señala Caballero a Gestión.pe.
Añade que en la actualidad cada institución del Estado se equipa y contrata servicios de telecomunicaciones de manera independiente. Al hacerlo así, se atomizan y el Perú no puede aspirar a tener economía de escala. Además, contratan poca señal.
De las 2,940 entidades públicas que existen en el Perú, solo 45 utilizan servicios satelitales que representa el 1.53%. A las demás les resulta muy costoso aplicarlo.
“Al estar en US$21.7 millones al año, le conviene más al Estado pensar en comprar su propio satélite con ese dinero. Transformar ese gasto de pésima calidad en inversión”. Caballero explica, que hay cierta desconfianza para unirse y por eso, cada entidad se desconecta de las demás. “La desunión nos hace débiles”.
Situación regional
De acuerdo con el reporte de Caballero y Fanola, no existe una política pública de telecomunicaciones satelitales para entidades públicas como en otros países de Sudamérica.
En el año 2013, Bolivia lanzó el satélite Túpac Katari a un precio de US$302 millones que les permite tener una banda de 1,086MHz, con un tiempo de vida de 15 años. Argentina, siguió en el año 2014 con el ARSAT-1 a un costo de US$ 280 millones, de 1,156MHz. En el 2015 lanzó el ARSAT-2 que tuvo un precio de US$ 250 con calidad de 1,584 MHz.
Los primeros tres satélites son convencionales. El de Brasil llamado SGDC es del tipo HTS, el más avanzado en la región. Tiene un tiempo de vida de 18 años y costó US$ 770 millones. En Perú, se invierten US$305 millones en 15 años (21.7millones al año) obteniendo una frecuencia menor de 511MHz.
Perú invierte entre US$ 2,800 y US$9,000 al mes por cada MHz dependiendo del tipo de contrato. Según Caballero, el Ministerio de Educación paga la menor cifra, mientras que el Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú (IRTP) en tiempos de elecciones y Fiestas Patrias contrata servicio por días o semanas, alcanzado esta cifra. Sin embargo, en promedio en el país se invierten US$3,535 cada mes.
Dicha cifra es menor en Argentina y Bolivia, con US$877 y 1,545 MHz al mes en promedio. “Este es el costo de no estar preparados en este rubro”, dice.
Ventajas
Caballero afirma que esta situación se vivió antes de que Perú envíe su satélite espacial PerúSAT-1 al espacio en el año 2016. Este satélite no es de telecomunicaciones sino óptico de observación de la Tierra. En su estructura tiene una cámara digital muy potente para captar imágenes del planeta que luego son estudiados.
Previo a tener su propio satélite, Perú compraba imágenes a operadores extranjeros. El estudio hecho en Conida, reveló que antes del PerúSAT-1, el país invertía US$ 570,000 por año y en una década ello llegaba a los US$5.7 millones. Eran pocas entidades públicas que compraban imágenes satelitales, asegura el experto.
En cambio, cuando se compró el satélite hubo una explosión de demanda interna. “No era que pocas entidades la necesitaban, sino que pocas tenían los recursos para comprar”, añade Caballero.
El investigador considera que dicha situación se replicará en las comunicaciones satelitales. El gasto que realizará Perú en los próximos 15 años en este rubro sumarán los US$ 325.2 millones. Con este monto, si se cambia el gasto sería posible comprar un satélite de US$ 325 millones que sería superior a los que tienen Argentina y Bolivia.
De acuerdo con el estudio, con un satélite HTS se puede adquirir un mega Hertz con US$400 e invirtiendo el monto de US$ 325.25 millones se podrían obtener 4,517.16 con el mismo nivel de gastos, permitiendo mejor calidad de señal, más entidades, además de las 45 que hoy lo hacen, podrán utilizar la tecnología satelital.
Utilidad ciudadana
Por otro lado, Carlos Caballero sostuvo que el satélite de comunicaciones que adquiera el Perú debería tener dos grandes ejes: que atienda a instituciones públicas sin contratar terceros como ocurre ahora y permite conectar a las localidades que adolecen de conectividad.
“Como tendrá tanta capacidad en exceso servirá para conectar localidades a las que nunca llegarán conexiones terrestres porque no es rentable comercialmente, sobre todo en zonas alejadas de la sierra y selva donde están las personas que viven en la pobreza y la pobreza extrema. De esa forma podremos continuar cerrando la brecha digital que existe en el Perú", proyecta.
Añade que este proyecto podría convertirse en el principal medio para las regiones Loreto, Ucayali y Madre de Dios, donde todavía no existen proyectos de redes regionales. “Perú viene gastando mucho. Con ese dinero podrá comprarse un satélite. Vamos a mejorar mucho en servicio del Estado y atender localidades de gente pobre que está alejada del mundo”, comenta.