1. Empecé mi última columna del año pasado narrando un brindis que había escuchado pocos días antes: “Quiero terminar agradeciendo al Dr. Aníbal Torres por haber facilitado este inesperado pero bienvenido desenlace. Gracias Dr. Torres –y también Sr. Castillo– por habernos ahorrado más desgaste y sufrimiento innecesarios; gracias por haber transparentado su falta de escrúpulos y de convicciones democráticas; gracias por haber cerrado de una manera tan anecdótica y pacífica un nefasto periodo de desgobierno y corrupción. ¡Gracias y salud!”