
Escribe: Jaime Dupuy, director ejecutivo de ComexPerú
En la jerga política, se denomina pato rengo (o lame duck, en inglés) al Gobierno que está próximo a terminar su gestión y ya tiene sucesor. En el caso de la gestión de la presidenta Boluarte, si bien falta elegir quién la sucederá en las próximas elecciones, es claro que ya está de salida.
Uno podría pensar que, sin bancada parlamentaria, ánimos reeleccionistas y con altos niveles de desaprobación, son pocos los incentivos para terminar su gestión de forma correcta (no esperamos algo más). Pero es justamente por esa condición que también podría ser una gestión más ambiciosa y avanzar en reformas difíciles de implementar, sin riesgos políticos.
Así lo pareció entender la gestión del ahora exministro de Economía y Finanzas, José Salardi. Si bien se podrían cuestionar algunas de sus propuestas o la forma de implementarlas, la percepción mayoritaria del sector empresarial en pleno —representante de las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, el motor de la economía peruana— es muy positiva.
LEA TAMBIÉN: Revelan el motivo de la salida del MEF del exministro José Salardi
Desde el inicio, se mostró reacio a seguir inyectando capital a Petroperú, se trabajó en un ambicioso plan de desregulación (el llamado “shock desregulatorio”), se impulsó una agresiva agenda de promoción de inversiones privadas, se planteó un ejercicio de reorganización del Estado que comenzaba por el área de inversión pública, y se reactivaron espacios de coordinación público-privada para hacer todo lo anterior en estrecha coordinación con el sector empresarial de todo tamaño.
Es más, de lo poco que este Gobierno podría mostrar como positivo, era lo que venían haciendo el exministro Salardi y su equipo. Por ello, la decisión de dar marcha atrás es torpe, irresponsable y poco seria.
LEA TAMBIÉN: José Salardi se despide del MEF: “Dejamos la casa en orden”
En lo que queda de esta gestión, son dos las prioridades: seguridad y estabilidad económica. Sobre esos ejes deben centrarse los esfuerzos. Y hacerlo con seriedad y responsabilidad, no en función de componendas políticas ni de beneficios particulares.
Según el renunciante exprimer ministro Adrianzén, “la historia reconocerá el gran esfuerzo que hizo este Gobierno al atreverse a gobernar el país en sus horas más difíciles”. “Y lo hizo con punche”, concluyó. Dependerá exclusivamente del recién juramentado gabinete ministerial cómo querrá ser recordado. ¡Exijamos que esta pata renga, al menos, garantice una transición con algo de punche!