Escribe Alexandra Ames, directora ejecutiva del Pronabec.
Un reciente estudio de la think tank Cappes analizó la trayectoria de los egresados de Beca 18, del Programa Nacional de Becas y Créditos Educativos (Pronabec). Los hallazgos son muy alentadores desde la perspectiva de lucha contra la pobreza, y hacia un sostenido avance de la inclusión social y del desarrollo económico.
Si bien el acceso a educación superior ha ido creciendo en los últimos años, Beca 18 está demostrando ser un pilar no solo para garantizar el acceso a educación superior, sino el pase inmediato de la educación básica a la superior. No hay que olvidar que nuestro público objetivo son jóvenes en situación de pobreza o con alguna vulnerabilidad social.
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Así, el estudio de Cappes arroja que los beneficiarios del referido programa tienen el doble de probabilidad de acceder a las instituciones de educación superior inmediatamente después de terminar la secundaria. Además, más del 93% de ellos son la primera generación en sus familias; es decir son los primeros en acceder a educación superior, rompiendo un hito histórico de desviación positiva en sus familias.
De hecho, en esta última convocatoria 2025, se logró que haya al menos un becario en cada una de las provincias del país y de más del 90% de distritos de frontera. Así, uno de cada cuatro de nuestros nuevos becarios, pertenece a una comunidad campesina, amazónica o afroperuana, generando un foco de inclusión estudiantil de jóvenes talentosos de zonas rurales.
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Otro de los puntos a resaltar en el estudio es que los egresados reciben un salario 13% mayor al de sus pares no becarios. Esto significa que estos jóvenes no solo se insertan antes al mercado laboral (al ingresar y culminar antes de la educación superior) sino que sus mayores ingresos les permiten consumir más y mejor.
Contrariamente a la pirámide de informalidad en el país, más del 75% de los egresados de Beca 18 se encuentran en un régimen laboral con AFP y Seguro de Salud; además el 11% son jefes o patronos de empresas, generando puestos de trabajo.
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Estos datos arrojan una evidencia crucial para demostrar el efecto dominó del impacto positivo que puede tener un programa social con enfoque de inclusión y desarrollo económico en el país.
Ningún joven talentoso debería quedarse sin poder alcanzar su máximo potencial y hacia ese camino vamos al escalar el número de becas de 5,000 a 20,000.
