Escribe: Yuri Armas, director de la Asociación para el Desarrollo Agropecuario Sostenible (ADAS)
La realización del foro APEC en el Perú significó una oportunidad invaluable para fortalecer y proyectar nuestra agroindustria hacia los mercados globales. La presencia de 21 de las economías más grandes del mundo en nuestro país representó una plataforma única para promover la sostenibilidad de la producción agroindustrial peruana, la cual se cimienta en tres pilares fundamentales: el capital, el trabajo y el mercado. Esta cumbre no solo reforzó nuestra visión de sostenibilidad, sino que también brindó perspectivas favorables para la generación de empleos formales y directos, un factor crucial para el desarrollo económico de nuestra nación.
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Uno de los aspectos más destacados de este encuentro fue la revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, lo cual abre la posibilidad de ampliar la paleta de productos exportados hacia Asia. Esta región concentra el 50% de la población mundial y su crecimiento proyectado requiere que la producción mundial de alimentos se duplique para el año 2050. En este contexto, el Perú, con apenas el 4% de su área agrícola explotada, tiene la oportunidad de cerrar brechas importantes en infraestructura y servicios básicos que aún persisten en las comunidades donde se desarrolla el sector agroindustrial.
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Sin embargo, desde el sector siguen existiendo puntos críticos como las brechas en infraestructura vial y eléctrica, particularmente en regiones como La Libertad, donde se encuentran proyectos estratégicos como la represa Rafael Quevedo Flores (Palo Redondo) del proyecto Chavimochic. Estas carencias limitan el crecimiento de nuestras plantas de procesamiento y la expansión de cultivos que dependen de la energía eléctrica y vías de comunicación para trasladar de manera eficiente y segura a los trabajadores y sin duda también los productos de exportación. Superar estas limitaciones será clave para sostener el desarrollo de la agroindustria peruana, que se ha consolidado como uno de los motores de la economía nacional y principal generador de empleo del Perú.
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A largo plazo, resultan esenciales cambios estructurales en el sector agroindustrial para consolidarnos como un actor relevante en la economía global. Instituciones como el Senasa necesitan operar con mayor independencia del ámbito político, con una visión técnica que respalde la calidad de nuestras exportaciones. Asimismo, es importante fortalecer al Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA), orientado a investigar nuevas variedades de cultivos, posicionando al Perú como una reserva de alimentos a nivel mundial. Asimismo, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) debería asumir un rol más activo en la búsqueda de nuevas fuentes de agua y en la promoción de trasvases hídricos, en lugar de limitarse a funciones de fiscalización.
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Importante es que el Estado asuma ese rol como garante de la sostenibilidad de sectores clave como la agroindustria, asegurando la continuidad de políticas como el drawback, que incentivan las exportaciones. La agroindustria peruana, orientada principalmente hacia mercados internacionales, necesita un entorno de promoción sostenido y una mayor competitividad en el ámbito global, adaptándose tanto a las normativas nacionales como a las de los mercados de destino.
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En cuanto a la seguridad alimentaria, la generación de empleo es una de las políticas más efectivas, pues garantiza el acceso a alimentos para la población. A través de ADAS y sus empresas asociadas, en La Libertad se han generado casi 100,000 empleos formales y directos, contribuyendo a la seguridad alimentaria en la región. La realización de APEC permitió abrir una puerta a los mercados del Asia-Pacífico, fomentando una mayor generación de empleo y, en consecuencia, desarrollo para los peruanos.
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APEC no solo ha sido un espacio para el intercambio de ideas y estrategias, sino una confirmación de que el Perú tiene el potencial para ser un referente en la agroexportación mundial. Este foro nos deja un mensaje claro: con instituciones sólidas, políticas públicas coherentes y una visión estratégica, podemos transformar nuestras riquezas naturales en prosperidad sostenible. El verdadero legado de este encuentro será nuestra capacidad de convertir estas oportunidades en realidades que beneficien a todos los peruanos.
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