
Escribe: Ricardo Valcárcel, analista económico
En medio de la incertidumbre mundial, por la lucha hegemónica entre EEUU y China, se van estableciendo algunas certezas. La primera, y la más desdichada, es que en este 2025 ocurrirá una mengua en la economía planetaria, en la que, en mayor o menor medida y por diferentes rutas, todos la sufriremos con la tuya y con la mía.
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Lo sustancial es que el daño ya está hecho. EE.UU, con el despliegue de su impulsiva acometida tarifaria, transita hacia una recesión con inflación, y a un mayor desempleo. China por su lado ha sido similarmente perjudicada y tendrá que rebajar su meta de crecimiento de 5%, a quizá la mitad.
En los casi cuatro meses de gestión, ¿qué ha logrado Trump concretamente? Aunque algo rudamente, ha detenido la inmigración ilegal a su país, y está sacudiendo desordenadamente la estructura del gobierno para agilizarlo. El resto de sus propósitos han sido aplazados, o necesitan un periodo mayor para apreciar su eficacia, especialmente en su política internacional.
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La segunda certeza, es que China no sólo soportó la agresión tarifaria, sino que estaba dispuesto a sufrir sus consecuencias. Ello es posible en un país autocrático. En EE.UU. es más complicado, donde algo más de la mitad de la población no concuerda con su política económica. Hasta su banco central no está conforme con ella.
La tercera certeza, es que China estaba más preparada para la lucha hegemónica. Con varios años de anticipación, había establecido alianzas comerciales y logísticas, vía inversiones en infraestructura y financiamiento con muchos países, diversificando sus exportaciones, e incentivando el consumo interno. También, efectuó por años un fuerte gasto en ciencia y tecnología, creando talento y aumentando su productividad manufacturera y de servicios con el uso masivo de la inteligencia artificial y la robotización.
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La cuarta certeza, es que Trump, observando que su economía declinaba y que no lograba rápidos avances en el exterior, ha venido retrocediendo en el tema tarifario y presionando fuertemente a muchos países para lograr nuevos acuerdos. Poco ha logrado, hasta la fecha, sólo un marco de acuerdo con Reino Unido y muchos anuncios de otros que están en ciernes. Hay desconfianza en quien puede desconocer unilateralmente algo que firma.
Lo que sí hay que reconocer a Trump, es su gran manejo de convertir tales falencias y retrocesos, en triunfos. Su locuacidad y su manejo publicitario, especialmente en las redes sociales, le permiten todavía un margen de maniobra.
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La quinta certeza, es el factor tiempo. A medida que las consecuencias desfavorables se vayan materializando, Trump afrontará mayores problemas internos y externos. Su necesidad de obtener logros trascendentes es una de corto plazo. China, también sufrirá, pero trata el tiempo con mayor estoicismo. Su mirada es de largo plazo y espera que el rival se vaya debilitando.
La sexta certeza, es que la cadena de suministros mundial se ha deteriorado y cada país está buscando como reubicar sus exportaciones, y como conseguir nuevas rutas de transporte. Ya hoy lo sufren los puertos y el transporte de carga por mar, tierra y aire.
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La tregua arancelaria de 90 días acordada recientemente entre EEUU y China, es un analgésico para atacar un tumor. Algunos se apurarán para almacenar productos, pero pocos son los que harán nuevos pedidos hasta que se aclare el panorama. Algo similar puede suceder con las inversiones. La volatilidad económica y financiera continuará.