Escribe: Ricardo Romero, especialista en comercio exterior
WhatsApp se ha convertido en un medio de comunicación y fuente de información que nos mantiene al tanto de lo que sucede, no solo en nuestro país, sino también en el mundo entero. Recibimos fotografías, enlaces de noticias de diversos medios, videos, entre otros, que muchas veces no suelo poner atención por ser irrelevantes, o debido a que el tiempo no me lo permite. No obstante, recientemente un amigo me envió un video de seis minutos, que valió la pena escuchar con mucha atención, ya que se trató de una magnífica noticia. Fue una grabación del renombrado analista económico, Luis Baba Nakao, quien presenta un análisis interesante sobre “…la trayectoria del tipo de cambio de los últimos años…” en el Perú.
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Específicamente, examina el comportamiento del sol frente al dólar americano entre el año 2000 y junio 2024. Baba Nakao explica que en más de 23 años el tipo de cambio se ha devaluado en solo 9% frente a la moneda estadounidense. Y para resaltar la fortaleza de la moneda peruana, proporciona una comparación brindando ejemplos de otras. Así, indica que durante el mismo periodo el yen japonés se devaluó 56%, el peso chileno 78%, el peso mexicano 91%, y el peso colombiano 121%. Este fenómeno, impensable hace 30 años, ubica al sol como “…una de las diez monedas más duras del mundo…” de acuerdo con el destacado analista.
Sin duda la fortaleza y estabilidad del tipo de cambio del sol peruano frente al dólar estadounidense en más de dos décadas es una demonstración sobre la solidez de los fundamentos macroeconómicos del Perú. Esto ha sido posible gracias a una política monetaria prudente y orientada a la estabilidad de precios, una política fiscal responsable, así como a su efectividad en acumular un importante nivel de reservas internacionales que este mes alcanzaron más de US$ 83 mil millones, lo que proporciona una protección contra choques externos. Igualmente, aunque aún dependiente de las materias primas, la economía peruana ha logrado cierto grado de diversificación, la cual ha contribuido significativamente a la fortaleza de nuestra moneda.
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Precisamente la estabilidad del tipo de cambio en Perú ha tenido efectos positivos en la competitividad exportadora del país, como, por ejemplo, en reducir la incertidumbre con respecto a la estabilidad cambiaria proporcionando un entorno más predecible para los exportadores peruanos. Igualmente, ha permitido un mayor control de los costos de los insumos importados, especialmente para aquellos sectores que dependen de ellos como el de confecciones, por mencionar solo uno. Por otro lado, las empresas exportadoras han podido realizar una mejor gestión de sus riesgos financieros al tener un tipo de cambio más estable. Finalmente, ha contribuido a atraer inversión extranjera en sectores exportadores como la agroindustria, mejorando la capacidad productiva y la competitividad en general.
La evidencia con respecto al efecto positivo que ha tenido en las exportaciones el tipo de cambio en los últimos 23 años no puede ser más claro. Estas han pasado de US$6.9 mil millones en el 2000 a US$64.6 mil millones en el 2023, lo que representó un impresionante crecimiento de 839.2%.
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Si bien esta estabilidad ha proporcionado un entorno favorable para la inversión, las exportaciones y el crecimiento económico en general, distinguiendo al Perú con otros países latinoamericanos, es importante recordar que la solidez cambiaria por sí sola no garantiza la competitividad exportadora, y que también depende de factores como la productividad, la innovación y la diversificación de la oferta exportable, procesos que se deben continuar fomentando y facilitando a todo nivel.
Por otro lado, no hay que olvidar que el tipo de cambio es una variable dinámica influenciada por múltiples factores internos y externos. Es por esa razón que se torna crucial que tomemos conciencia de la importancia de eliminar o reducir todo riesgo interno de carácter político o económico que afecte lo avanzado con tanto sacrificio durante los últimos años. Solo de esa forma podremos seguir fortaleciendo la confianza, garantizar un crecimiento sostenido de nuestra economía, reducir la pobreza, y seguir atrayendo inversión extranjera que tanta falta nos hace, especialmente para reducir el déficit de infraestructura del país.
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