Escribe: Juan David Perdomo, director de Deuda Privada en Sura Investments.
En el panorama actual de inversiones, donde los inversionistas buscan constantemente un equilibrio entre retorno atractivo, baja volatilidad y diversificación, los activos alternativos emergen como una opción cada vez más atractiva. Dentro de este universo, la deuda privada se establece como una estrategia destacada, ofreciendo financiamiento a compañías estratégicamente seleccionadas en diversos sectores económicos y con estructuras que buscan mitigar los diferentes riesgos que cada una de ellas presenten, como tasas flotantes, covenants robustos -compromisos entre el deudor y acreedor con el fin de disminuir riesgos para el prestador-, subordinación de ingresos, entre otros.
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Este tipo de activo alternativo ha ganado relevancia en el mercado de crédito, especialmente porque las instituciones bancarias han presentado algunas restricciones en sus colaciones debido a las tendencias regulatorias que se han presentado en los últimos años. Además, esta estrategia ha demostrado generar un retorno mayor que la renta fija tradicional, tanto en términos absolutos como ajustados por riesgo, gracias, en parte, al premio por baja liquidez que ofrecen estos activos, lo que demanda un horizonte de inversión a largo plazo por parte de los inversionistas.
Dentro de la deuda privada, existen diversas estrategias, cada una con su propio nivel de riesgo y potencial de retorno. El direct lending, que otorga créditos senior, con prelación de pagos dentro de la estructura de capital de las compañías; el distressed / special situations, que invierte en compañías financieramente estresadas con el objetivo de reestructurar su capital; mezzanine, que son créditos subordinados a la deuda senior y que suele ir de la mano con una transacción de private equity; y specialty finance, que ofrece financiamiento estructurado senior contra un activo como aviones, buques, activos financieros, royalties, arrendamientos, entre otros.
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Según la estrategia que se elija dentro de la deuda privada, se debe tener en cuenta cuál se ajusta mejor a la tolerancia al riesgo, horizonte de inversión y objetivos de largo plazo de cada persona. Por ejemplo, en una escala de riesgo-retorno, podemos clasificar desde la deuda menos riesgosa como los créditos senior, préstamos de infraestructura o real estate hasta la deuda distressed, la cual es similar a una renta variable y por ende tiene el mayor retorno.
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Para acceder a este tipo de activo, se ofrecen diversos fondos que permiten a los inversionistas apostar por este tipo de inversiones alternativas con montos mínimos accesibles, costos competitivos y una amplia variedad de opciones. Debido a la naturaleza ilíquida de estos activos, se considera prudente tener una exposición no superior al 30 % de la cartera total. Sin embargo, todo depende del apetito de riesgo de cada inversionista ya que es importante tener en cuenta, las necesidades específicas de cada uno y sus objetivos financieros antes de seleccionar la estrategia de deuda privada más adecuada y la exposición correspondiente.
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