Gerenta regional de Marketing en Stracon Tech
El Foro Económico Mundial, en su Global Gender Gap Report, mide las diferencias entre hombres y mujeres en todo el mundo, y señala que la brecha de género más difícil de cerrar es la económica, la cual, de acuerdo a los datos, tardará 151 años en cerrarse. Es una verdad dura, pero que no reprime el anhelo y el esfuerzo de muchas mujeres, y de las nuevas generaciones, en su lucha por la igualdad de oportunidades.
Líderes de los distintos países de la región como Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México y Panamá procuran elaborar programas de aceleración de la participación femenina, en colaboración con instituciones financieras, de gobierno, startups o entidades no gubernamentales. Son modelos de referencia que han logrado aumentar la representación de las mujeres en las empresas en un 41%.
En el Perú, aún estamos rezagados en este aspecto. A pesar de que —de acuerdo a datos de Aequales— el 58% de las empresas peruanas hayan incorporado políticas de equidad de género, solo el 21% de ellas tiene como CEO o líder a una mujer. Son muchos factores que pueden converger en esta realidad, pero algunos de ellos siempre se vinculan a los estereotipos sociales arraigados en la cultura local y a las estructuras corporativas que cuestionan la experiencia, competencias y habilidades profesionales de una mujer.
No todas las industrias o sectores tienen la misma madurez en la gestión de talento y en el desarrollo de oportunidades para las mujeres. Algunas están más preparadas que otras, pero todas tienen el propósito de hacerlo. Por ejemplo, minería, banca, tecnología y manufactura vienen liderando estrategias de formación, capacitación, mentoring y liderazgo de más profesionales mujeres en el país. El reto se extiende también a los sectores de retail, servicios, comercio, entre otros.
El objetivo común que se busca en este propósito, de equiparar la cancha para hombres y mujeres, es que los líderes actuales asuman realmente el compromiso de crear un clima de oportunidades para todos y todas. Detrás de ellos está un innumerable grupo de profesionales empoderadas: ingenieras, educadoras, abogadas, comunicadoras, contadoras, economistas, creativas e innovadoras; madres, amigas, cuidadoras de su hogar y de sus familias; dispuestas a entregar lo mejor de sus habilidades y competencias para el crecimiento de las empresas y de la sociedad.
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