Socio de Derecho Aeronáutico de CMS Grau
Avión Presidencial es una película de 1997, protagonizada por Harrison Ford, quien encarna al presidente de los Estados Unidos durante el secuestro del Air Force 1 (Boeing 747, dotado de alta tecnología, que constituye en la práctica una oficina militar), por parte de un grupo de terroristas.
Pues bien, el Primer Mandatario anunció en Ayacucho que vendería el avión presidencial para obtener recursos para la salud y educación de los niños del Perú. Claramente esta propuesta es más populista que técnica porque se contradice con la realidad de la poca capacidad e infraestructura que tiene nuestro país.
Contrario a lo que nos muestran las películas y lo que se vive en otras realidades, el avión presidencial peruano es una aeronave Boeing 737-528 de matrícula FAP 356, patrimonio de la FAP, y es lo que se denomina una aeronave de Estado, es decir, aquel instrumento que utilizan los países para el cumplimiento de sus funciones como: policía, defensa, correo, acciones cívicas, vuelos humanitarios, etc. La denominación de avión presidencial es un apelativo común porque es una aeronave que eventualmente usan los mandatarios para volar dentro del país y a destinos no muy lejanos, por su relativa autonomía, unos 4,000 Km.
Además, es necesario recordar que dicha aeronave no solo ha funcionado como transporte presidencial o de miembros del gobierno, sino que ha prestado servicio como puente aéreo en situaciones de emergencia para brindar apoyo y transporte de bienes de primera necesidad a la población civil durante desastres naturales, como sucedió con el terremoto de Pisco y la crisis de COVID 19 que permitió el traslado de médicos, enfermeras y pacientes delicados en el gobierno anterior.
El Presidente debe recordar también que hace 14 años, tras dos intentos fallidos, el Ministerio de Defensa no pudo concretar ninguna venta. En una primera ocasión, se puso en licitación por un precio de US$18 millones y la segunda vez, rebajaron el monto a US$15 millones.
Otros mandatarios de la región, como, por ejemplo, AMLO quiso hacer lo mismo en México hace casi tres años y hasta ahora ha sido infructuosa su gestión, al igual que en Argentina y Ecuador.
El FAP 356 forma parte de la reserva aérea del Estado como los aviones y helicópteros de las FF.AA. que resultan útiles para otras funciones del Estado y por ello no sería conveniente venderla. Además, tendría que pasar por un proceso técnico de desafectación por parte de la FAP, declarando a la aeronave no indispensable para las operaciones de dicha entidad.
Pero lo más preocupante de esta propuesta es que el precio de venta que se obtendría, si se vende, sería mínimo porque, en este momento, hay una sobreoferta de aeronaves en el mundo, por efecto de la caída del transporte aéreo a nivel mundial como consecuencia del COVID. Existen más de 500 aeronaves nuevas devueltas a los fabricantes (Boeing, Airbus y Embraer), que hacen inviable la venta.
De acuerdo con el Cepal , el desajuste entre producción y entregas de aeronaves no tiene precedentes en la historia de la aviación. A pesar de que el ritmo de producción de aeronaves también ha sufrido una caída, se estimaba a principios de año entre 100 y 200 aviones de “cola blanca” (aviones sin compradores) en producción, los cuales terminarán por ser vendidos a precios reducidos. Por la supresión de la demanda, se estima que, de enero a mayo de 2020, el valor de aeronaves nuevas cayó entre 20% y 30%, y hasta un 50% en el caso de aeronaves de mediano alcance.
Así, rematar una aeronave para hacer populismo con un bien del Estado peruano sobre el cual no se tiene ninguna capacidad de disposición sería el peor negocio para todos.