Experto en Data & Analytics
En el siglo XIX, Nueva Delhi fue invadida por una plaga de cobras, para atajar el problema las autoridades coloniales británicas decidieron pagar una recompensa por cada serpiente eliminada. Rápidamente la medida alcanzó el éxito; aunque, extrañamente, habiendo desaparecido la plaga de las calles se seguían cobrando las compensaciones. Luego se descubrió que el hecho obedecía a que los neodelhíes estaban ¡criando cobras en sus casas! Se retiro la recompensa de inmediato, lo que provocó la liberación de miles de ofidios y una nueva y más grande plaga. El economista Horst Siebert llamó a este fenómeno “El Efecto Cobra”. Volveremos a esta historia.
Hoy vivimos bajo el imperio de la omnimedición, hemos configurado una sociedad alrededor de scores, ratings, índices, me gusta, etc., porque el mundo se ha vuelto complejo e incierto, el ser humano detesta la incertidumbre y los números nos dan certidumbre -o la ilusión de ella- además de tener el encanto de simplificar lo complicado. En consecuencia, se ha generado una ingente cantidad de conocimiento sobre indicadores, KPI’s, OKR’s… hemos desarrollado una verdadera ingeniería de la medición.
Pero este conocimiento no ha tomado en cuenta ese efecto de los indicadores que precisó Donald Campbell en su famosa ley: “Cuánto más se aplica un indicador cuantitativo para las decisiones sociales, tanto más distorsiona y corrompe los procesos sociales que debería observar”. No olvidemos que una organización es un ente social, entonces cualquier medición afectará tanto lo que medimos, como el comportamiento de las personas involucradas, a veces con consecuencias que no podemos imaginar, como lo demuestra la historia que inicia este artículo.
Si tenemos indicadores, tendremos metas y si tenemos metas tendremos un sistema de recompensa y castigo -aunque este último solo sea reputacional-, los tres elementos son inmanentes, juntos activarán inevitablemente la competitividad humana. Luego nos encontraremos personas e instituciones dedicadas a “hacer el número” en lugar de hacer lo que se debe; más preocupadas por la photo finish que por obtener conocimiento de los indicadores. Y es justamente este bloqueo del conocimiento lo más pernicioso. Upton Sinclar lo resume bien: “Es difícil que un hombre entienda algo si su salario depende de que no lo entienda”.
Es fundamental que cuando establezcamos indicadores para medir reflexionemos profundamente no solo sobre las metas de corto plazo, sino también sobre los beneficios y las conductas que queremos lograr a largo plazo.