Reflexionando sobre nuestro camino hacia el desarrollo sostenible y considerando los tiempos adversos que vivimos, es importante ver que no todo es negativo y que hemos logrado demostrar valiosas cualidades como peruanos, donde resaltan la resiliencia y la diversidad.
En un contexto global y nacional complejo, resulta clave intentar prever y analizar los riesgos y desafíos que enfrentamos, para reforzar nuestra resiliencia. Dicho esto, el Informe de Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial revela que la desinformación, los eventos climáticos extremos y la polarización social serán los retos más críticos a corto plazo, mientras que a largo plazo resaltan los efectos ambientales negativos.
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Para Perú identificó riesgos urgentes como la recesión económica, la fragilidad estatal y la erosión de la cohesión social.
Sobre esto último, resulta clave lograr mayor interconexión a nivel nacional, y no con Lima al centro, sino como un sistema que pone en valor nuestra diversidad y conecta mejor a las regiones a través de cuencas hidrográficas o carreteras que atraviesan montañas. Este es uno de los grandes desafíos pendientes, para avanzar hacia el desarrollo sostenible con una visión compartida de país.
Desde una perspectiva territorial, nos orgullecemos de la biodiversidad de nuestra Amazonía, aunque al mismo tiempo resulta crítico y preocupante notar su estado de abandono. Basta comparar datos básicos de desarrollo para ver que los departamentos de la Amazonía evidencian un deterioro en las condiciones de vida y de trabajo (BCR, 2023).
Tomemos como ejemplo Ucayali, que enfrenta desafíos estructurales en infraestructura y educación, posicionándose como una de las regiones menos desarrolladas en estos frentes. Tan solo el 34% de los hogares y el 10% de los colegios tienen acceso a servicios básicos como electricidad, agua y desagüe. Además, presenta problemas significativos en el ámbito de salud, con solo 11.2 médicos por cada 10,000 habitantes. Esto se refleja también en altos índices de desnutrición crónica en el 20% de niños menores de 5 años y anemia en el 66% de niños menores a 3 años.
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Los números son alarmantes, y la lista sigue en otras regiones. Intentemos ver la oportunidad en la crisis, para levantarnos con esa resiliencia que nos caracteriza. Nos toca conectar esos retos locales con soluciones prácticas e innovadoras, como telemedicina o programas empresariales sinérgicos que brindan “Internet para todos” para atender estas múltiples brechas; en muchos casos no hay que inventar la pólvora.
Es esencial examinar cómo fortalecer nuestras ventajas competitivas de diversidad para superar esta crisis de desarrollo descentralizado. Una visión compartida de país tiene que centrarse en crear mejores oportunidades para todos, porque solo juntos haremos posible un futuro más sostenible.
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