Escribe: Karla Gaviño Masías, profesora de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico.
Ad portas de cumplirse 25 años desde que se regula la inversión pública como un sistema en el Perú, esta se encuentra aún lejos del cumplimiento de su objetivo central: la prestación oportuna y adecuada de servicios para atender las necesidades básicas de la ciudadanía. Por ejemplo: un colegio público no se construye para crear puestos de trabajo, ni para generar movimiento económico. Ambas son consecuencias importantes, pero secundarias. Se construye para brindar el servicio educativo. Podemos contentarnos con cifras de lo gastado pero ¿será otro colegio que no estará listo para iniciar a tiempo el año escolar, con alumnos sentados sobre ladrillos a falta de sillas, con mesas en mal estado, sin agua en el baño? Es ahí cuando las cifras y la finalidad, no conversan.
Para acercarnos al objetivo de la inversión pública, planteamos cinco retos para el 2025:
- Mejora en la gestión de la inversión pública: Cuando hablamos de gestión de las inversiones públicas pensamos en el Building Information Modeling, así como en las Project Management Office, que resulta necesario seguir difundiendo. No obstante, un tema previo es lograr una articulación adecuada con los otros sistemas del Estado (planeamiento estratégico, presupuesto, control, abastecimiento, entre otros) que se aplican en paralelo. Para ello, recomendamos que los rectores trabajen un análisis de procesos (y de conceptos) en conjunto.
LEA TAMBIÉN: Proveedores del Estado: ¿por qué adjudican menos hoy que hace 9 años?
- Enfoque territorial: Vincular la implementación de inversiones públicas en el marco de las características y particularidades del territorio, para potenciar el desarrollo local. Consideramos que un reto central es superar la ausencia de orientaciones según la realidad de los territorios a lo largo del país. Estas deberían trabajarse de la mano con los gobiernos regionales.
- Fortalecimiento de sinergias púbico – privadas: Las obras por impuestos han tenido un repunte en el 2024. Asimismo, las Asociaciones Público Privadas aparecen nuevamente en el panorama de oportunidades. Consideramos importante continuar su fomento. Igualmente, será necesario generar la estabilidad política y jurídica que permita la confianza de los inversionistas para desarrollar inversiones de mediano y largo plazo.Asimismo, se debe incluir a la población y agentes de la sociedad civil. Reconocerlos y validarlos como partes involucradas permitirá: disminuir riesgos de pérdidas de “licencias sociales”, un mayor aprovechamiento del proyecto por parte de la ciudadanía y la vigilancia ciudadana para cautelar la transparencia y rendición de cuentas.
LEA TAMBIÉN: MEF va tras el aseguramiento de bienes públicos, ¿con qué objetivo?
- Para brindar desarrollo, debemos medir desarrollo: Recomendamos replantear la forma en que se mide y se valora la inversión pública. Es necesario dejar percibirla como una forma de medición de gasto, y comprender que el cierre de brechas de infraestructura y servicios a cargo del Estado, es la búsqueda de un cambio social, es procurar que la gente viva dignamente.
- El 2025 es un año preelectoral. Hoy por hoy es un reto evitar la politización de los proyectos. Durante el 2025, las campañas electorales podrían generar mayor inestabilidad política y populismo, afectando más aún la alicaída gestión pública. ¿Estarán las instituciones públicas a la altura del reto? ¿Podrán los ciudadanos vigilar que las autoridades realicen inversiones públicas de calidad? Las respuestas las tendremos a lo largo del 2025.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.