Director de recursos humanos de AstraZeneca para el Clúster Andino
La diversidad va más allá de la edad, la raza o el género, y está lejos de ser una responsabilidad única de un gobierno o una organización. Este asunto exige el compromiso de todos para continuar evolucionando. El terreno avanzado en materia de equidad de género, inclusión de personas en condición de discapacidad y diversidad sexual es fundamental, pero es hora de que hablemos e incorporemos en nuestras agendas, cómo desde las empresas podemos promover espacios realmente inclusivos para todos.
En Perú, solo el 13% de mujeres ocupan cargos directivos según cifras de Women CEO Perú y, al 2019, la ONG Presente revelaba que el 80% de compañías en el país no contaban con políticas laborales a favor de la diversidad sexual. Además, de acuerdo con el INEI, solo el 1% de las empresas privadas con más de 50 colaboradores cumple con la cuota de empleo de personas con discapacidad, dejando a 8 de cada 10 desempleadas.
Ser inclusivo se trata de proponer un cambio de paradigma para que las personas no vivan con limitaciones o dejen de experimentar ciertas actividades porque no están pensadas para una condición. Es tener en cuenta, además, las diferencias de las personas neurodiversas, aquellas que viven con dislexia, déficit de atención o autismo, y empezar a entender que lejos de ser una limitante, lo anterior no son más que otras maneras de ver, sentir y entender el mundo. Si logramos incorporar la inclusión en los procesos de innovación de las compañías, los resultados de cara a la cultura organizacional y al desarrollo del entorno, nos permitirán vincular a personas que aún se sienten fuera de un lugar y sus perspectivas.
Las empresas tenemos el reto de entender que, al promover un liderazgo inclusivo, aseguramos un ambiente creativo y de aprendizaje, en el que cualquier persona puede sentirse libre de proponer ideas diferentes y de ser auténtica en el trabajo.
Ser incluyentes parte de aceptar nuestras diferencias en la forma en que funcionamos, comunicamos y procesamos la información. Cuando esto se logra, las perspectivas realmente diversas se convierten en catalizadoras de la innovación y, además de enriquecer la visión de los negocios, nos permite trascender e identificar los desafíos que enfrentan los demás.
Las diferencias pueden contribuir de manera significativa con el crecimiento empresarial a través de atributos como la determinación, atención al detalle, patrones de pensamiento innovadores, la diligencia y la creatividad. Por ello, el trabajo articulado de todos los actores de la sociedad resulta fundamental para que continuemos avanzando, construyendo país y resignificando la inclusión.