Asociada - Aurys Consulting
La respuesta es sí. No por necesidad sino por convicción. Colocar la sostenibilidad del negocio al centro de la estrategia hoy es imperativo. El aumento de las expectativas sociales, las exigencias ambientales, el aumento de demandas laborales, la necesidad de captura y retención de talentos y la competencia por recursos críticos nos enmarcan en un escenario en que las empresas no pueden “crecer a cualquier costo”, sin considerar sus impactos y las exigencias de sus grupos de interés.
En ese sentido, surge una pregunta razonable: ¿Cómo gestionar la relación empresa-sociedad?
La respuesta subyace en identificar las implicancias desde ambas perspectivas y buscar soluciones que generen beneficios mutuos en torno a tres grandes propósitos:
1) Disminuir y mitigar el impacto: Solucionar en conjunto los impactos negativos que una actividad económica, que tiene aportes y retornos para un conjunto de actores relacionados, pueda provocar sobre los sistemas sociales y ambientales circundantes y para el conjunto de actores relacionados.
2) Asegurar y cuidar los recursos escasos: Enfrentar en forma aliada, a través de iniciativas para generar conciencia, los desafíos de asegurar recursos escasos y que son compartidos; usar en forma eficiente; modificar hábitos de consumo; desarrollar e investigar recursos alternativos; reutilizar; etc.
3) Crear nuevas realidades o soluciones que generen un valor superior: Desarrollar sistemas de innovación abierta para primero identificar y luego resolver problemas comunes en conjunto, creando nuevos productos, servicios, soluciones que generen valor superior (económico, social y ambiental) tanto para la empresa como para sus comunidades circundantes.
Para hacer frente a estos desafíos, las empresas deben trabajar con una visión sistémica, más allá de su cadena de valor y complementar los indicadores y sistemas tradicionales de medición del desempeño del negocio con nuevos estándares que consideren el retorno social y el impacto ambiental de las actividades productivas, además de los factores económicos.
De otro lado, para la sociedad, el desafío recae en buscar puntos en común, buscar un bienestar integral, desarrollar liderazgos responsables y participativos, superar los conflictos con visión global más que parcial o individual y ver las empresas como aliados para inspirar, movilizar y lograr un desarrollo superior.
Para finalizar, la relación empresa-sociedad para compatibilizar intereses y valores compartidos no debe enfrascarse en un proceso de negociación, tampoco de imposición de los intereses del más fuerte, sino de buscar la forma más adecuada de co-existir.
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