Escribe: Carlos Huamán Tomecich, director ejecutivo de DN
Ante la inminencia del nuevo proceso de selección de un nuevo operador dorsal temporal (ODT) que asuma la gestión de la Red Dorsal durante los próximos tres años, resulta crucial comprender el estado actual y los desafíos que enfrenta el modelo dorsal en conjunto (Red Dorsal y redes regionales), como herramienta para impulsar el desarrollo de una conectividad digital sostenible en el país.
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La selección del ODT es urgente
El retiro formal de Azteca Comunicaciones como operador dorsal (enero 2022) fue sucedido hasta ahora por cuatro intentos fallidos para seleccionar a un nuevo ODT, lo cual forzó a que la Red Dorsal sea gestionada desde entonces por Pronatel, y a una posterior extensión de la operación temporal hasta enero 2028, para viabilizar su transferencia a un operador privado por tres años más.
¿Por qué fallaron estos procesos? Identifico cuatro factores: inestabilidad política en el país, inestabilidad institucional de Pronatel (6 directores ejecutivos entre setiembre de 2021 y 2023), dimensionamiento insuficiente de riesgos para el ODT y nula valoración de las contingencias que el ODT heredaría de la gestión de Pronatel.
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A eso debemos añadir que, si bien el tráfico comercializado por la Red Dorsal creció 2.4 veces entre los años 2022 y 2024 (bajo la operación de Pronatel), los ingresos estimados 2024 caen 70% por la aplicación de la tarifa cero para entidades del Estado y la tarifa uno (hasta 1 dólar) para la mayoría del resto de clientes, niveles bastante bajos respecto a la tarifa anterior de 23 dólares.
En ese marco, enfrentamos un sentido de urgencia para seleccionar como nuevo ODT a una empresa especializada en operación de redes, porque la organización de Pronatel está diseñada para otros fines y porque -además- no cuenta con título habilitante y por tanto Osiptel no puede supervisarla ni fiscalizarla, todo lo cual estimula sobrecostos significativos.
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Ser operador regional es un riesgo
El modelo de redes regionales contempla un plazo de implementación entre 12 y 20 meses y un periodo de “operación temporal” de la red de transporte también por 12 o 18 meses según cada caso, luego de lo cual entrega la red a Pronatel para su adjudicación a un operador definitivo.
En la práctica, el plazo de implementación real excedió con creces al plazo de implementación contractual (por razones atribuibles a los operadores y a Pronatel), mientras que el número de meses no remunerados por Pronatel a los operadores regionales supera en algunos casos el 50% del tiempo transcurrido desde el inicio de la operación.
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Estos plazos retrasados o meses no remunerados afectan severamente la sostenibilidad financiera de los operadores regionales, lo cual alimenta el dimensionamiento de riesgos asumidos por éstos en cada contrato firmado con el Estado.
Red Dorsal: los mamuts ya no existen
Mientras que los estudios previos del Osiptel (2017), Banco Mundial (2018) y del propio MTC (2022) estuvieron centrados únicamente en salvar a la Red Dorsal, el nuevo estudio encargado por el MTC a ProInversión tendría que estar enfocado en optimizar el valor entregado a los peruanos por el modelo dorsal en su conjunto, incluidas las redes regionales, es decir, tendría que ir más allá de “impulsar” la mera supervivencia de la Red Dorsal.
Si bien el MTC ha expresado una posición en favor de la integración entre la Red Dorsal y las redes de transporte regionales, no existe un sustento de una relación beneficio-costo de esta opción superior a la alternativa de integrar las redes de transporte y acceso regionales.
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Al respecto, si tras diez años de construcción la Red Dorsal carece de sostenibilidad mínima, ¿qué razón válida puede existir para triplicar su tamaño? Su situación actual es motivada por la aplicación de la misma estrategia a dos segmentos de mercado tan disímiles (zonas competidas y no competidas), de manera que la creación de un operador mega dorsal con una red de 40 mil kilómetros (el cuádruple respecto al operador privado más cercano) sólo exacerbaría su actual crisis de sostenibilidad. Por el contrario, hasta donde conocemos existe una convergencia de aproximadamente 90% de nodos entre las redes de transporte y acceso regionales, de modo que su integración ofrece una oportunidad de sinergia en costos y además fijar una tarifa única para sus clientes.
Finalmente, si recordamos que el propio informe del Banco Mundial advierte que “la presencia de un operador subsidiado puede provocar una distorsión en el mercado”, quizás es momento de desempolvar la propuesta 3 contenida en dicho informe, respecto a la escisión de los tramos competidos de la Red Dorsal, para concentrar los recursos en sus tramos no competidos (donde la Red Dorsal es aún necesaria). Después de todo, la Red Dorsal ha dejado de ser un elefante blanco para ser ahora un mamut en extinción, que lucha por sobrevivir a pesar de que los dictados de la naturaleza apuntan en sentido contrario.
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