Durante los últimos 21 años Perú ha crecido por encima de lo mejor de la región en materia económica. Esto es la Alianza del Pacífico.  (Foto: GEC)
Durante los últimos 21 años Perú ha crecido por encima de lo mejor de la región en materia económica. Esto es la Alianza del Pacífico. (Foto: GEC)

Economista, PAD – Escuela de Dirección Universidad de Piura

Recientemente, el Banco Mundial ha publicado, como lo hace anualmente, su Reporte sobre las Perspectivas Económicas Globales. En el mismo, como es usual, ha proyectado la dinámica del PBI para este año y el próximo. Por las cifras que ha dado a conocer internacionalmente vale la pena desarrollar algunas reflexiones sobre las que corresponden a nuestra economía. Permítanme compartir con ustedes algunos elementos para tomar con aprensión dichas proyecciones.

Primero, debemos estar claros que el Banco Mundial nunca ha acertado en sus proyecciones para Perú. Ya sea por exceso o por defecto siempre erró. Revisemos brevemente. Para el año 2009 estimó un crecimiento del 5.2% para nuestra economía, crecimos 1%; para el año 2007 proyectó 5.5%, crecimos 8.5%. Las desviaciones no han sido irrelevantes en muchos casos.

Segundo, a Perú, la economía reconocida con la mejor macroeconomía de la región, le ha asignado un decrecimiento de -12% para el 2020. Solo seis economías dispondrían de un decrecimiento de dos dígitos para dicho organismo: Belice, Líbano, República de Maldivas, Zimbabue, Seychelles y Perú ¿Pueden imaginarse dentro de qué equipo nos han puesto? Han borrado veinte años de éxito alegremente. Paralelamente a Argentina le asigna un decrecimiento de -7,3% y a Brasil un -8%. Algo raro en todo esto.

“¿Es posible que decrezcamos dos dígitos? Todo es posible hoy en día para cualquier economía del mundo, pero no adelantemos juicios sacando a relucir únicamente lo peor de nuestro desempeño”.


Juan José Marthans

Tercero, durante los últimos 21 años Perú ha crecido por encima de lo mejor de la región en materia económica. Esto es la Alianza del Pacífico. Mientras Perú creció al 5.0%, Chile lo hizo al 3.7%, Colombia al 3.9% y México 1.9%. Obviamente, la historia no se repite, nadie sugiere eso. Lo notorio es la naturaleza de las cifras proyectadas para estas mismas economías este año: Perú -12%, Colombia -4.9%, Chile -4.3% y México -7.5%. La dispersión es abismal y en contra de una economía con particular éxito demostrado como la nuestra. Ni los días de confinamiento, ni errores en el proceso de apertura, ni la irracionalidad legislativa de nuestro Congreso explican tamaña diferencia.

Cuarto, para que Perú llegue a un 12% de decrecimiento este año sería necesario que, por ejemplo, nuestro desempeño del segundo trimestre sea menor al -30%, el tercero al -10% y que ni un solo mes del año mostremos crecimiento estadístico. ¿Eso es posible? La verdad, que al día de hoy es poco probable. Para que se valide se tendría que presumir que todo el esfuerzo monetario y fiscal tuvo un impacto cercano a cero. En contraste, como es sabido, ese esfuerzo es uno de los más grandes de toda la región y superaría el 17% de nuestro PBI. ¿Pondera tan poco semejante esfuerzo?

Quinto, tenemos que reconocer que en el mismo Perú hemos alimentado esa percepción de decrecimiento. No había terminado marzo y, tal rifa mediática, salieron muchos a sustentar escenarios apocalípticos. En coyunturas tan delicadas, con alta volatilidad y ruido interno y externo lo aconsejable es no adelantar opinión hasta que, por ejemplo, hacia el segundo semestre el desempeño del año vaya decantando la realidad. Mucho apresuramiento en un mundo convulsionado no es aconsejable. Parecería que el Banco Mundial se ha contagiado del ruido estadístico de cierto segmento peruano.

Sexto, luego de un decrecimiento significativo para el 2020, el mismo Banco Mundial proyecta un crecimiento nada despreciable del 7% para el 2021. Pasamos por obra de un milagro de ser los más negativos, al equipo de los países de mayor crecimiento en la región y el mundo. Estamos de acuerdo en que el “rebote” favorecerá al Perú, en ello coinciden las evaluaciones de las entidades más prestigiosas del orbe. Lo que parece extraño es que se asuma que, absolutamente, todo el impacto reactivador de las medidas compensatorias a nivel fiscal y crediticio se darán el próximo año.

La verdad, lo mejor en estas circunstancias es la prudencia y la calma a efectos de dar lectura a proyecciones. Acertar hoy con guarismos, repito, es más difícil que nunca. Nos parece irreflexivo, ligero e irresponsable hacerlo, por ejemplo, con las desviaciones que desfavorecen a Perú frente a economías abiertamente débiles del orbe. Sin sustento y lógica básica. Eso en el país solo alimentará el morbo político, la venta mediática, la mediocridad de un segmento empresarial. Eso no construye nada.

Seamos cautos por favor. Hoy en Perú hasta se quiere sustentar escenarios de decrecimiento del 20% sin mencionar probabilidad de ocurrencia alguna de los mismos y lo hacen organismos públicos a los que no les compete ello. Tranquilidad por favor. Eso solo alimenta alarma, descontrol e incertidumbre. ¿Es posible que decrezcamos dos dígitos? Todo es posible hoy en día para cualquier economía del mundo, pero no adelantemos juicios sacando a relucir únicamente lo peor de nuestro desempeño en el marco del covid.

En el caso del Banco Mundial, debemos remarcarlo, lo que no es posible y aceptable es el tremendo desencuentro entre las cifras de proyección para Perú frente a otras economías que sí han mostrado debilidad extrema previa a la misma pandemia. En el frente interno, más que especular, aportemos. Si hay errores internos, aportemos. Entendamos que hacerle daño al Perú, es hacernos daño a nosotros mismos.