Escribe: Maria Mar Nakamura, gerente de Estrategias de Prevención de Fraudes en Scotiabank Perú.
Desde 2006, cada 28 de enero se celebra el Día Internacional de la Protección de Datos, una iniciativa que comenzó en Europa y se extendió en el resto del mundo, reflejando la creciente relevancia de la seguridad de la información en nuestro mundo interconectado. El panorama de la seguridad digital, sin embargo, ha cambiado drásticamente. Según cifras publicadas en agosto de 2023 por la compañía de seguridad Kapersky, América Latina es víctima de más de 3.2 millones ataques cibernéticos cada día. Brasil es el país con mayores ataques de phishing y otros métodos de ingeniería social con 134 millones de ataques, seguido de México (43 millones) y Perú (31.5 millones).
El incremento de la digitalización de los servicios conlleva a una mayor exposición ante este tipo de amenazas. Solo en Perú, el número de compradores en línea aumentó de 6 a 20 millones entre 2019 y 2023, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por la Cámara de Comercio de Lima. Esta realidad impone la necesidad de promover una cultura en torno a la protección de datos personales que atañe a diversos actores: en primer lugar, a los proveedores de servicios. En Perú, es común que el sector bancario invierta más recursos cada año para fortalecer sus sistemas de seguridad, lo que demuestra que vamos en el sentido correcto. Y, en segundo lugar, requiere el involucramiento de la ciudadanía.
LEA MÁS: Pymes fueron las más afectadas por ciberataques en el 2023: los ataques más comunes
Por eso, resulta crucial que los usuarios seamos conscientes de los peligros inherentes y adoptemos un enfoque proactivo, particularmente en plataformas digitales como las redes sociales. En estos espacios, compartir datos personales incrementa significativamente la posibilidad de ser blanco de fraudes. En la actualidad, es común recibir comunicaciones, ya sean correos electrónicos, mensajes de texto o llamadas telefónicas, con el objetivo explícito de sustraer información personal, financiera, académica o laboral. Los delincuentes emplean tácticas de persistencia y engaño, y con frecuencia, cuando la víctima se da cuenta del fraude, el daño ya está hecho.
Con la inminente transformación digital, resulta imperativo fomentar una cultura robusta de protección de datos. En esta era de conectividad constante, es esencial comprender que hacer de Internet un entorno seguro para todos no es solo deseable, sino una obligación colectiva. Esta tarea compartida va más allá de salvaguardar nuestra privacidad; se trata de una piedra angular en la construcción de un espacio digital donde la seguridad y el respeto por la información personal sean la norma y no la excepción.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.