
Escribe: Ricardo Romero, especialista en comercio exterior
El día que Donald Trump asumió la presidencia cumplió una de las promesas más reiteradas durante su campaña electoral. El 20 de enero último, el presidente firmó una orden ejecutiva denominada “Política Comercial América Primero”, dirigida a “…beneficiar a los trabajadores, fabricantes, agricultores, ganaderos, empresarios y empresas estadounidenses”.
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Dos semanas después de la toma de juramento, Trump impuso aranceles a México y Canadá que oscilaron entre el 10% y el 25%. Posteriormente, la Casa Blanca anunció nuevas medidas contra China, la Unión Europea, India y Suiza, aplicando tasas aún mayores, incluso de hasta 145% en el caso de China, aunque puestas en suspenso temporalmente. Actualmente, está en vigor un arancel base del 10%, que en algunos casos llega hasta el 50% sobre las importaciones norteamericanas, afectando a más de 194 países, entre ellos el Perú. Según estimaciones de JP Morgan Global Research, la tasa promedio efectiva asciende hoy a 15.8%, frente al 2.4% registrado a finales del 2024.

Aunque la orden ejecutiva es similar a la difundida en el 2017, esta vez incorpora dos aspectos clave. El primero está orientado a “…[investigar] las causas de los grandes y persistentes déficits comerciales anuales de [Estados Unidos] en bienes…” y “…[recomendar] medidas apropiadas, como un arancel suplementario global u otras políticas, para remediar dichos déficits”.
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Este punto resulta especialmente relevante para el Perú, considerando que la balanza comercial bilateral es deficitaria para nuestro país. En el 2017 exportamos US$ 1.08 mil millones menos de lo que importamos de Estados Unidos (US$ 8.07 mil millones). En el 2024, el déficit continuó, pero se redujo a US$ 468 millones, es decir, 56.7% menos respecto al inicio del primer Gobierno de Trump.
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El segundo aspecto de la orden ejecutiva se centra en “… [revisar] los acuerdos comerciales… existentes de los Estados Unidos y [recomendar] cualquier revisión que pueda ser necesaria o apropiada para lograr o mantener el nivel general de concesiones recíprocas y mutuamente ventajosas con respecto a los países socios de acuerdos de libre comercio.”
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En este contexto, las cifras de la balanza comercial adquieren importancia, ya que son favorables para el país del norte. Y en un entorno en el que la Casa Blanca busca remediar los grandes y persistentes déficits y revisar los acuerdos comerciales, la realidad de la relación bilateral es un argumento bastante sólido para las negociaciones que el Gobierno peruano viene realizando con la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) con el fin de que se reestablezcan las condiciones favorables de acceso del Acuerdo de Promoción Comercial que firmamos con dicho país y que entró en vigor el 2009.
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Si bien aún es pronto para medir el impacto del nuevo arancel del 10% sobre los productos peruanos, lo cierto es que las exportaciones a Estados Unidos crecieron 16% en el primer semestre de este 2025, alcanzando US$ 4.2 mil millones. Aunque es un indicador positivo, lo recomendable es actuar con cautela y diseñar estrategias que impulsen una agresiva diversificación de mercados, tarea que corresponde tanto al sector público como al privado.
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Por el lado público, el Gobierno viene ejecutando acciones proactivas y adecuadas dirigidas a diversificar y ampliar el acceso preferente de los productos peruanos. Específicamente, se vienen negociando nuevos acuerdos comerciales con economías importantes como India, Indonesia, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos. A pesar de ser acciones de mediano y largo plazo, lo importante es no bajar la guardia y continuar con los esfuerzos de asegurar que nuestras exportaciones puedan diversificar su destino de forma permanente a través de estos instrumentos de acceso.
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El sector privado, por su parte, debe enfocarse en identificar nuevas oportunidades en mercados de alto poder adquisitivo y en los que tenemos acceso preferencial como el de la Unión Europea, Reino Unido, Singapur, Japón, Canadá, y otros que cuenten con un importante número de consumidores como China. A ello se suma la necesidad de que las empresas peruanas continúen con sus esfuerzos de innovación y mejoramiento de la calidad de sus productos. Sin embargo, un requisito indispensable para garantizar el éxito es estar a la altura de las expectativas y preferencias de los consumidores de cada nuevo mercado al que busquen ingresar.
La guerra comercial apenas comienza y no se vislumbran cambios en los próximos tres años y medio del Gobierno de Donald Trump. La capacidad de adelantarse y la acción inmediata serán la única manera de enfrentar esta nueva realidad del comercio global.
