
Escribe: Pia Zevallos, gerente general de Libélula
El cambio climático no es una amenaza lejana. Hoy afecta la economía, la competitividad y la estabilidad de los negocios. El Banco Central de Reserva estima que el PBI real del país podría ser 6.8% menor en el 2030 debido al calentamiento global. No actuar tiene un costo alto.
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Este fenómeno también impacta la competitividad de las empresas, generando riesgos operativos, financieros y reputacionales. Hoy, más que nunca, debemos preguntarnos: ¿Lideramos con coherencia? ¿Medimos nuestro impacto personal y alentamos a nuestros colaboradores a hacer lo mismo?
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Conocer nuestra huella de carbono personal es el primer paso para tomar decisiones informadas y conscientes. Como líderes de nuestras organizaciones, hacerlo nos posiciona como modelos a seguir, enviando un mensaje claro: la sostenibilidad empieza en casa. Cada decisión cotidiana –desde el modo de trasladarse hasta el consumo de recursos como la luz y el agua– tiene un impacto. Al medir este impacto, no sólo identificamos áreas de mejora, sino que inspiramos a nuestros equipos a sumar esfuerzos y generar un efecto multiplicador en la cultura empresarial.
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Cuando los equipos comprenden que sus acciones tienen un impacto, se sienten más conectados con la misión de la empresa, lo que aumenta el compromiso y el sentido de propósito. Herramientas, como la Calculadora de Huella Personal, actúan como catalizadoras de cambio. Estas tecnologías permiten visualizar de forma precisa cómo nuestras acciones diarias inciden en el medio ambiente, y proponen medidas concretas que refuerzan el compromiso individual y corporativo, y transforman la realidad desde adentro.
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Integrar la sostenibilidad en la cultura de la empresa se traduce en un valor diferenciador que genera eficiencia operativa, mejora la reputación y potencia la competitividad. Fortalece la preparación ante regulaciones y expectativas del mercado, y genera nuevos negocios. Así, el liderazgo se erige en la clave para convertir desafíos en oportunidades.
En definitiva, la transformación hacia un modelo sostenible requiere coraje y coherencia en cada nivel, desde el individual hasta el organizacional. Desde el CEO hasta cada trabajador, la responsabilidad es compartida y el compromiso individual resulta esencial. Solo mediante un liderazgo coherente y la incorporación de tecnologías innovadoras lograremos asegurar un futuro próspero y equilibrado.
