
Escribe: Diego Díaz Pastor, socio de Macroconsult
En un mundo donde la seguridad energética es un pilar del desarrollo económico que se ve constantemente amenazado por la inestabilidad geopolítica, la planificación energética ha cobrado una importancia estratégica. Los países que han desarrollado una política energética basada en una visión de largo plazo han logrado diversificar su matriz energética, mejorar su competitividad y garantizar un suministro estable de energía. Sin embargo, en Perú, la planificación energética ha perdido protagonismo en el debate público y las decisiones de política han estado marcadas más por la coyuntura que por una visión unificada de largo plazo.
LEA TAMBIÉN: Situaciones críticas y la responsabilidad del sector público y privado
A nivel regional, países como Chile, Uruguay y, más recientemente, Colombia han avanzado significativamente en planificación energética con estrategias de largo plazo que han permitido incrementar su seguridad energética y habilitar la transición energética en sectores con elevada huella ambiental. Si bien cada uno de estos países enfrenta sus propios retos, como hemos visto recientemente en Chile con el masivo “apagón”, sus políticas y marcos regulatorios estructurados han atraído inversión y diversificado sus matrices energéticas con una fuerte integración de energías renovables.
LEA TAMBIÉN: Petroperú: sobre mentiras y salvatajes
No podemos negar que el mundo avanza hacia la descarbonización y la mayoría de los países han incorporado de manera creciente las energías renovables en sus planes. Estas fuentes no solo han permitido a diversos países reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también aumentar la seguridad energética al disminuir la dependencia de combustibles importados. Además, la caída en los costos de la tecnología solar y eólica ha hecho que sean cada vez más competitivas. Hoy se habla inclusive de una sobreoferta de paneles solares debido al vasto crecimiento de la capacidad productiva de esta tecnología en China, lo que continua abaratando su adopción en el mundo.
LEA TAMBIÉN: EsSalud bajo la lupa: Indecopi declara barreras ilegales, ¿cuáles son?
Esta tendencia no ha sido ajena a Perú. Luego del éxito de las subastas RER para alcanzar el objetivo de 5% de penetración de energía solar, eólica y de biomasa (RER-NC) en la matriz energética peruana, en los últimos años hemos logrado dar un nuevo salto gracias a iniciativas privadas sin la necesidad de esquemas de subsidio o promoción agresivos. Así, en el 2024 más de 9% de la energía eléctrica fue generada por fuentes RER-NC y se están construyendo proyectos por 1,200 MW que entrarán en operación entre el 2025 y 2027.
LEA TAMBIÉN: Cuando el propósito no es la guía, la misión es una declaración vacía
Si bien las energías renovables jugarán un rol preponderante en la matriz energética del futuro, no podemos olvidar que el gas natural es un recurso fundamental para el Perú. A diferencia de la mayor parte del mundo, donde este energético viene siendo utilizado para sustituir al carbón y es considerado un combustible de transición, en Perú el gas ha sido la piedra angular del crecimiento económico y energético del país desde el inicio de operaciones de Camisea en el 2004. El gas natural ha permitido reducir los costos de generación eléctrica y desplazar el uso del diésel y carbón, contribuyendo a menores emisiones y un sistema eléctrico con precios estables.
LEA TAMBIÉN: Cooperación y apertura frente al proteccionismo: hacia beneficio mutuo
Estas cifras resumen la gran ventaja de Perú al contar ya con una matriz energética diversificada y limpia, con aún importantes reservas de gas natural y con un elevado potencial para el desarrollo de energías renovables. Sin embargo, el debate previo a la reciente modificación de la Ley 28832 puso en relieve un problema profundo: la falta de consenso sobre la dirección de nuestra matriz energética. En un lado se tuvo a los impulsores de la reforma, que expresaron la necesidad de incorporar con más agresividad a las energías renovables y abrir la competencia a nuevos agentes en el mercado eléctrico. En el otro extremo, estaba la posición de que un crecimiento exponencial de las renovables podría comprometer la seguridad energética del país, generar costos “ocultos” y afectar negativamente a la industria de gas, perjudicando a los consumidores en el largo plazo.
LEA TAMBIÉN: El auge de los agentes de IA y su impacto en la economía empresarial
Los últimos años han demostrado que la ausencia de una planificación energética robusta ha llevado a un escenario en el que cada decisión genera incertidumbre y conflicto. Es urgente que Perú defina un rumbo claro y trabaje activamente en actualizar su Plan Energético Nacional, alineando a los diversos actores en un espacio técnico y transparente. El resultado de este proceso permitirá orientar una política energética que equilibre el desarrollo de las energías renovables con el aprovechamiento estratégico del gas natural como fuente de energía confiable. La reciente reforma de la Ley 28832 debe ser vista como una oportunidad para reabrir la discusión sobre el futuro energético del país. Pero este debate no debe limitarse a medidas parciales, sino que debe enmarcarse en una estrategia integral que garantice estabilidad, competitividad y sostenibilidad. La energía es un pilar del desarrollo nacional y no podemos darnos el lujo de seguir improvisando en este aspecto fundamental.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.