Socia de Vodanovic Legal
Las finanzas abiertas u “Open Finance” es parte de la transformación que vive la industria financiera en todo el mundo. Consiste en el intercambio con terceras empresas de los datos de los clientes que están en poder de las entidades que brindan servicios financieros. Ello con la finalidad que estas terceras empresas añadan servicios de valor a favor de los clientes ya sea en el proceso de contratación, prestándoles servicios adicionales, brindándoles mayor transparencia, y, en general, mejorando su experiencia-usuario. A diferencia del concepto “banca abierta”, que alcanza únicamente a los bancos, en las “finanzas abiertas” el intercambio de datos se produce respecto de todas las entidades que prestan servicios financieros (depósitos, pagos, préstamos, transferencias, crowdfunding, seguros, etcétera).
Este fenómeno, en su esencia, muestra la utilidad de compartir, colaborar y co-crear para mejorar la experiencia de los clientes. Esto se logra a través de las denominadas “APIs abiertas” (application interface programs) y el proceso debería ser neutro para el usuario. Es decir, una persona podría tener su cuenta de ahorros en el Scotiabank y decidir que sus pagos los haga PayU y su cambio de divisas, Rextie. Con su autorización, el banco inicia el proceso de compartir la data del cliente con dichos terceros para tales propósitos.
¿Necesitamos regular las finanzas abiertas? Sí, para cuidar los objetivos públicos que están detrás: la protección de los datos de los clientes, la ciberseguridad y los derechos del consumidor. El Perú acaba de aprobar una ley que declara de interés nacional la “banca abierta”, la misma que ha recibido la opinión favorable de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS). Lo ideal, como bien lo explica esta institución, sería reconocer las “finanzas abiertas” en general (no solo de la banca), y trazar la estrategia para que la próxima regulación sea coordinada entre las distintas autoridades competentes (BCRP, SBS, Indecopi, MEF y la Autoridad Nacional de Protección de Datos).
Hay países que ya han avanzado en esta regulación. Algunos han impuesto un sistema de “finanzas abiertas” de manera obligatoria tales como México y Brasil y, otros, como Colombia, lo plantean de manera voluntaria. Las autoridades peruanas aún están evaluando la mejor forma de regular las finanzas abiertas. Lo importante es que, sea cual sea la alternativa, la regulación debe ser coordinada entre las autoridades para que alcance a todo el mercado financiero y resulte proporcional y flexible para proteger los intereses públicos y, a la vez, fomentar el desarrollo de este modelo.
La experiencia en otros países que ya viven las finanzas abiertas, con su adecuada regulación, demuestra los importantes beneficios que estas traen para el consumidor, la competencia, la innovación y para las propias empresas que intercambian los datos. Es un juego donde todos debiéramos ganar.