Escribe: Carolina Trivelli (IEP), Andrew Morrison (IEP) y Claudia Piras (BID).
La violencia de pareja afecta la vida de la mayoría de las mujeres en el Perú. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, el 53.8% de las peruanas fueron víctimas de violencia psicológica, física o sexual alguna vez en sus vidas. El agresor fue su esposo o cónyugue. Aunque el Perú, al igual que otros países, ha avanzado en la prestación de servicios para apoyar a mujeres víctimas, es claro que para prevenir la violencia es imprescindible cambiar las actitudes y conductas de los perpetradores, es decir, de los hombres.
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El enfoque más común para cambiar el chip machista a los hombres se ha limitado a programas presenciales que les ayudan a reflexionar sobre su identidad y su forma de interactuar con sus familias y otras personas, y a aprender a resolver conflictos sin utilizar la violencia. Dichos programas se conocen como esfuerzos para promover nuevas masculinidades. Aunque estos programas, como el Programa H en Brasil, han demostrado ser efectivos, también enfrentan limitaciones, como por ejemplo su alto costo por usuario, y su larga duración y limitada escala. Estos problemas impiden que se conviertan en una respuesta escalable de política pública.
La pregunta del millón es entonces cómo prevenir la violencia de género en las parejas con intervenciones innovadoras que puedan impactar a millones de hombres a un bajo costo. Felizmente ya tenemos evidencia de una respuesta eficaz probada en el Perú. Gracias a una colaboración entre el Banco Interamericano de Desarrollo, Innovations for Poverty Action, el Airbel Impact Lab, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y las Universidades de Harvard y Duke, se ha diseñado, probado y evaluado una intervención efectiva, económica y escalable que logra reducir la violencia de género en las parejas.
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“Hablemos entre Patas” es un programa totalmente virtual, que a través del envío de mensajes de WhatsApp a hombres durante 30 días, reduce la violencia íntima de pareja a través del desarrollo de habilidades blandas en sus usuarios. El programa trata temas de comunicación y regulación emocional, sexualidad y consentimiento, distribución de tareas domésticas y planeación financiera. Los hombres reciben por WhatsApp ejercicios sencillos que deben completar con sus parejas, una serie de historias reales de otros hombres y la posibilidad de compartir sus experiencias con otros participantes dentro de una comunidad digital moderada por un facilitador.
A diferencia de los programas de nuevas masculinidades tradicionales, “Hablemos entre Patas” es de muy bajo costo (aproximadamente S/. 35 por usuario). La primera versión del programa logró llegar a más de 1,300 hombres, en 555 distritos del país en solo seis meses.
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Lo sorprendente del programa, no es su bajo costo, sino su impacto, medido a través de una rigurosa evaluación de impacto (en base a un experimento aleatorio controlado). Las parejas de los hombres que participaron en el programa reportaron una reducción del 20% en la violencia sexual, en comparación con las parejas de los hombres que no participaron en el programa (grupo de control). También hubo una reducción en la violencia física, pero solo entre aquellas mujeres con menores niveles de educación. En cuanto a conductas específicas, el programa mostró impactos como una reducción en el uso de la fuerza para tener sexo (cachetadas o retorcidas de brazo), en la revisión de las redes sociales personales y en el control de salidas de las mujeres de sus casas.
¿Qué es lo que hace a “Hablemos entre Patas” atractivo y efectivo? Primero, los hombres son invitados a participar mayormente a través de publicidad en redes sociales ofreciéndoles la oportunidad de mejorar sus relaciones de pareja. Esta estrategia ha mostrado despertar el interés de los potenciales participantes. Segundo, es funcional, los hombres pueden conectarse, leer y responder sus WhatsApp a la hora y desde el lugar que les convenga. Finalmente, el formato de grupos de WhatsApp compuestos por hombres que no se conocen les da la confianza para compartir experiencias personales sin temor a ser juzgados o expuestos.
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Jay Samit, un experto en el tema de disrupción, mantiene que “los disruptores no tienen que descubrir algo nuevo, solo tienen que descubrir un uso práctico para nuevos descubrimientos”. No cabe duda que el programa es disruptivo en su uso de la tecnología y de las ciencias del comportamiento para prevenir la violencia. En este sentido, a partir de los resultados, nos atrevemos a afirmar que el futuro de los programas de prevención de la violencia estará, cada vez más, basado en el uso de la tecnología, en la virtualidad y en una mejor comprensión de (sencillos) mecanismos para inducir cambios sustantivos de comportamiento, y que estas nuevas formas de intervención permitirán expandir su alcance y sus impactos, y asegurarán la atención de problemas en zonas donde hoy no existen programas presenciales, donde incluso a veces no hay presencia activa del Estado.
Magister en Economía Agraria por The Pennsylvania State University y Economista de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Ex Ministra de Desarrollo e Inclusión Social.
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