Gerenta general de Comex
Con el golpe de Estado del pasado 7 de diciembre, se violentó el orden democrático en el Perú al disolver el Congreso y anunciar la reorganización del Poder Judicial, la Fiscalía, el Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia y el Tribunal Constitucional. Buscaban convertirse en una dictadura, emulando regímenes fallidos y empobrecedores de otros países. No tuvieron éxito. Las instituciones y las Fuerzas Armadas tuvieron una actuación ejemplar al restablecer la democracia en pocas horas.
La pretensión era apoderarse de manera autoritaria de un Estado del cual se han servido desde el primer día que llegaron, en perjuicio de los más pobres. Coparon el aparato público, destruyeron la tecnocracia, abundó la corrupción y, sobre todo, fueron incapaces de resolver los problemas de los ciudadanos. La economía perdió dinamismo, la inversión privada entró en terreno negativo y, con ello, cayeron las oportunidades de empleo para los peruanos y sus posibilidades de mejorar su calidad de vida.
Ahora quieren tomar el país por la fuerza. Estos enemigos del Perú persisten en su objetivo impulsando el vandalismo y la destrucción. Violencia que solo persigue intereses políticos y particulares, y cuyo alto costo lo paga el pueblo.
El vandalismo y bloqueo de vías atenta contra el derecho de miles de peruanos de trabajar, contra emprendedores impedidos de generar ingresos para sus familias y tantos centros de trabajo vandalizados. Los problemas de abastecimiento de alimentos en los mercados impactarán en sus precios, con la consecuente afectación a los bolsillos de los más vulnerables. Miles de emprendedores ven con terror cómo pierden la oportunidad de recuperar ingresos después de dos años de pandemia en una campaña navideña afectada por la violencia.
El turismo está gravemente golpeado y para muchos será la estocada final. Nuestra maravilla del mundo, Machu Picchu, cerrada, y miles de agencias de viajes, guías, artesanos y hoteles afectados, no solo porque no han podido trabajar estos días, sino en el mediano plazo por las alertas de seguridad dictadas por diversos países. Recuperar la confianza para atraer turistas será una tarea difícil.
Urge recuperar la paz social y restituir el Estado de derecho. Confiamos en que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional lo lograrán, siempre del lado de la democracia y del pueblo. El Perú requiere retomar el rumbo, dinamizar la economía, el empleo, las oportunidades y, sobre todo, reconstruir un aparato público que pueda invertir los recursos eficientemente para brindar servicios públicos de calidad como salud, educación, agua y saneamiento para todos los ciudadanos. No podemos esperar más.
¡No a la violencia! ¡No vamos a permitir que destruyan nuestro país! Las familias peruanas queremos vivir y trabajar en paz.