Director de la Carrera de Economía de la Universidad de Lima
Nadie sabe qué pasará mañana: si se mantiene el actual Gobierno, si asume el presidente del Congreso, o si se convoca a nuevas elecciones generales como lo desea la mayoría de la población. Es como si Franz Kafka, con la habilidad que tuvo como escritor, existencialista y pesimista, hubiera resucitado y estuviera escribiendo una novela sobre el Perú. Sin embargo, la crisis política y social no debería distraernos de las urgentes tareas que requiere nuestra sociedad en la búsqueda de mejorar la calidad de vida de todos los peruanos, especialmente de los más pobres. En esa línea de pensamiento, se debe con urgencia llegar a consensos o, por lo menos, mantener activa la discusión académica y profesional sobre las principales reformas económicas que requiere el Perú; debemos ser conscientes de que, si no hacemos nada, cada minuto que pasa estaríamos contribuyendo como sociedad al desarrollo de nuestro subdesarrollo.
Se requiere trabajar en cuatro ejes económicos básicos: programas sociales, trabajo, seguridad social y educación. En primer lugar, en lo relacionado con los programas sociales, estos se deben mantener y trabajar con mucha eficiencia orientados a evitar que la pobreza se incremente y a eliminar la pobreza extrema, pero se requiere tomar conciencia de que estos programas son solo temporales y que la solución pasa, en el largo plazo, por incorporar a toda la población económicamente activa a la formalidad. En segundo lugar, en cuanto a la generación de más y mejores trabajos, se requiere de la aceleración del crecimiento económico; existen variados trabajos académicos y de organismos multilaterales que demuestran que solo el crecimiento económico permite la disminución significativa de la pobreza. El incremento de la tasa de crecimiento del producto bruto interno es una condición necesaria, aunque no suficiente, para la solución de la pobreza. Y, en nuestro país, solo se logrará un mayor dinamismo de nuestra economía incentivando la inversión privada nacional y extranjera.
En tercer lugar, en lo referente a la seguridad social –esto es, pensiones y salud–, se requiere retomar la reforma de los sistemas pensionarios en el Perú pensando en tres principios básicos: cobertura universal, pensiones que eviten la pobreza en los adultos mayores y sostenibilidad financiera que evite la dependencia del presupuesto público. Por su parte, en lo relacionado con nuestros sistemas de salud, se debería profundizar la tercerización de la atención hospitalaria, como ya lo viene haciendo EsSalud con buenos resultados, y en la finalización de todos los hospitales en construcción que, debido a la falta de planificación y a los altos niveles de corrupción, no han podido ser terminados. Mientras no se logre una mejora en la administración pública peruana, se debería recurrir al apoyo de un Gobierno extranjero, como en el caso de los Juegos Panamericanos del año 2019, para acelerar la mejora de toda la infraestructura de salud del país.
En lo referido al cuarto eje, la educación, se debe retomar la reforma que empezó a implementar el exministro Jaime Saavedra, quien fue tan torpemente censurado y hoy es el principal responsable de la educación en el Banco Mundial. Asimismo, se debe retomar la reforma universitaria que ha permitido un incremento de la producción científica en nuestro país. En esta línea de análisis, es fundamental consolidar la estructura meritocrática en el Estado peruano.
La eliminación de la pobreza, el crecimiento económico competitivo, la generación de un nivel de vida mínimo a través de la seguridad social y la mejora permanente de nuestro sistema educativo son objetivos comunes en los cuales debemos trabajar. Ojalá más temprano que tarde el logro de esos objetivos nos permita hacer, pensando en Jorge Basadre, que el Perú no sea un problema y tampoco una posibilidad, sino que se convierta finalmente en una realidad.