Periodista
El título de esta columna reproduce un dicho popular que se usa cuando una persona actúa de forma ambivalente: hacia afuera se muestra como un modelo y con un comportamiento ejemplar que también exige a los demás; pero en su casa hace todo lo contrario a lo que pregona.
Pues ese dicho es el que nuevamente se nos vino a la mente al conocer lo que el Presidente de la República y el ministro de Economía habían dicho en la Cumbre de las Américas.
Ambos funcionarios han tratado de congraciarse con los inversionistas y con la prensa internacional, mostrando un lado muy positivo, pero poco real del país; señalando que el Perú está abierto a la inversión extranjera; que en nuestro país se respeta la propiedad y las leyes; y han hecho una invitación amplia para que todos vengan a invertir con todas las garantías y seguridades.
No sabemos con certeza si los interlocutores les creyeron o no. No nos sorprendería que sí lo hayan hecho. Siempre en el extranjero han visto al Perú mejor de lo que realmente estaba. Alguna vez los miembros de un banco de inversión nos dijeron que en Nueva York veían al Perú como un avión, mientras aquí lo sentíamos como una combi.
Pero lo que sí es cierto es que, para la inmensa mayoría de los peruanos, para ese 74% de personas que quiere que Pedro Castillo deje el gobierno, lo señalado en Estados Unidos no solo no es verdad, sino que representa la antítesis de lo que el Presidente piensa, quiere, hace y deja hacer.
No es la primera vez que en el extranjero dice una cosa distinta a la que señala y hace en el Perú. Ya lo hizo antes. Pero hoy la distancia entre las dos versiones es mucho mayor.
Si hiciéramos un recuento de todas aquellas cosas que en tan solo diez meses este gobierno ha hecho y ha intentado (desde los ministerios de Trabajo, Energía y Minas, MTC, Agricultura, etc.), y que han ido o van contra la inversión, la estabilidad económica, y la seguridad jurídica, se podría afirmar que este es uno de los gobiernos más perjudiciales y negativos para la inversión. Y eso incluye varias acciones y omisiones del Ministerio de Economía y Finanzas, cuyo titular señala que el convencimiento de mantener una estabilidad macroeconómica y el fomento de la inversión privada es el objetivo prioritario del Gobierno del presidente Castillo. Para no creerlo.
Y si hiciéramos lo mismo con todo lo que ha hecho, dicho, y apoyado el Presidente, nadie tendría duda de que lo dicho en la Cumbre de las Américas no es más que un discurso elaborado para la ocasión, por un entorno (diplomático) totalmente distinto al que administra el país en el día a día. Si no, comparemos lo dicho por el Presidente en la Cumbre de las Américas, con lo dicho por la vicepresidenta en Davos.
La cereza del pastel fue la frase del Presidente ayer: “A nosotros nos duele que, en altos espacios de los gobiernos, haya funcionarios enlodados en corrupción”.
Lo dicho: candil de la calle, oscuridad de la casa.