Escribe: Carolina Trivelli, economista del IEP y exministra de Desarrollo e Inclusión Social.
En momentos en los que la gestión pública está duramente debilitada se genera una buena oportunidad para discutir nuevas formas de proveer algunos servicios públicos para asegurar resultados.
Una de esas formas, con una ya larga tradición y experiencia en el sector público peruano son los conocidos presupuestos por resultados o presupuestos atados a resultados. Tenemos muchos programas hoy en nuestro aparato público que para obtener recursos se comprometen a generar un conjunto de resultados, medibles y verificables. La mayor parte de los programas sociales, por ejemplo, operan bajo esta lógica. El programa Juntos recibe recursos en la medida en que logra resultados: que los niños, todos los niños, de familias en situación de pobreza vayan a sus controles de salud y asistan regularmente a la escuela, por ejemplo.
LEA TAMBIÉN: Nadie sabe para quién trabaja
Crecientemente, hay además experiencias internacionales que muestran cómo el sector público también puede lograr resultados pagando por ellos a terceros (en la mayor parte de casos a entidades sin fines de lucro o a empresas sociales). Esto en el Perú se ha comenzado a discutir y puede ser una ruta valiosa de explorar para asegurar que servicios que hoy llegan mal o que no llegan, no solo lleguen, sino que generen resultados.
Estos esquemas de pagos por resultados se han aplicado a servicios muy diversos. Casos emblemáticos son pagos a entidades sin fines de lucro para asegurar adecuados niveles de comprensión lectora en determinados lugares o tipos de escuelas o grupos de estudiantes, pagos por reducciones en tasas de reincidencia de exconvictos, pagos por reducciones en emisiones de gases contaminantes o por reducciones en desperdicios de alimentos, pagos por lograr acceso a empleos de jóvenes, etc.
Crecientemente, se están implementando también esquemas de pagos por resultados en iniciativas filantrópicas del sector privado. Empresas que quieren tener incidencia en determinados resultados sociales o económicos de grupos de interés (de sus entornos, de sus diferentes stakeholders, etc.) pueden generar este tipo de esquemas para que terceros les aseguren resultados, pues este mecanismo asegura que, de no lograrse los resultados comprometidos, no se paga.
LEA TAMBIÉN: Sobre la propuesta de nuevo ministerio: ¿Infraestructura 2.0?
Hay bastantes estudios de caso, investigaciones y experiencias que documentan cómo operan estos mecanismos. Algunas de las claves para su efectividad e impacto, son la relevancia del resultado (y su impacto en el desarrollo), su escalabilidad (muchas veces las intervenciones de entidades pequeñas se limitan a coberturas pequeñas: una escuela, un distrito, un barrio, etc.), la posibilidad de observar el resultado y atribuirlo a las acciones de la entidad prestadora del servicio, y la neutralidad de quien evalúa si el resultado se cumplió o no (recordemos que en estos mecanismos si se implementa una acción y no se obtienen resultados, no se reciben los pagos y lo gastado se convierte en pérdida para el proveedor).
Si bien las estrategias de pagos por resultados no se pueden pensar como soluciones a todos los problemas, ni mucho menos a los problemas de mayor escala, si resultan muy efectivas para problemas acotados en escalas adecuadas. Programas de reducción de anemia en localidades determinadas, incrementos en cobertura de vacunación en un ámbito o grupo etario específico, provisión de servicios de saneamiento alternativos (como saneamiento por contenedores) en zonas donde no se cuenta con conexiones domiciliarias de desagüe, reducción de emisiones o conservación de ecosistemas, son ejemplos donde se pueden fácilmente implementar este tipo de mecanismos.
Hay una buena oportunidad para aprender, probar y desarrollar este tipo de esquemas hoy en el Perú, sea con pagos desde el sector público (más complejo por la cantidad de modificaciones legales y regulatorias que seguro se requieren), como desde el sector privado que podrían no solo asegurar el éxito (los resultados) asociados a sus inversiones en responsabilidad social o como parte de sus intervenciones de sostenibilidad, sino que podrían consolidar a una red de proveedores de distintos tipos de resultados. Tenemos en el Perú una amplia red de empresas sociales y ambientales y de organizaciones sin fines de lucro especializadas en generar resultados que podrían fortalecerse y ampliar su impacto y sostenibilidad con este tipo de esquemas de financiamiento.
LEA TAMBIÉN: RMV, diálogo social y el mensaje de la presidenta
La cooperación Suiza y BID Invest, junto con la asociación EsHoy, están impulsando la adopción de este tipo de mecanismos en nuestro país. Será una buena oportunidad de poner a prueba si estamos listos para este tipo de esquemas innovadores para mejorar servicios a los ciudadanos, pero sobre todo para explorar el potencial de ampliarlos y de involucrar al sector público en ello.
Repito, estamos en un muy buen momento para hacerlo. Urge, hoy más que nunca, probar, implementar y ampliar nuevos esquemas que ofrezcan soluciones para proveer resultados y servicios de calidad a las múltiples demandas legítimas no atendidas de la sociedad, y fortalecer competitivamente a proveedores de “resultados” para que puedan crecer y ampliar su impacto.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.