Carlo León
Gerente de Renta Fija de Prima AFP
El 2025 comienza con una creciente incertidumbre económica, marcada por un persistente aumento de las tasas de interés de largo plazo a nivel global. Las tasas de los bonos del tesoro de Estados Unidos han alcanzado niveles no vistos desde antes de la crisis financiera del 2008. Esta situación es impulsada por una economía americana que sigue sorprendiendo, con un crecimiento sólido y una tasa de desempleo en mínimos históricos.
No obstante, este fenómeno de tasas altas no es exclusivo de Estados Unidos. Otras economías avanzadas, como el Reino Unido y Japón, también han experimentado un incremento en los rendimientos de los bonos de largo plazo, reflejando, así, una tendencia global. Los factores que impulsan este cambio incluyen los altos déficits fiscales, la persistente inflación y el creciente escepticismo de los mercados sobre la capacidad de los gobiernos para gestionar su deuda. Como resultado, los mercados han ajustado sus expectativas sobre los recortes de tasas por parte de la Reserva Federal y otros bancos centrales, lo que hace poco probable una caída inmediata de las tasas de interés.
Para el Perú, este panorama global presenta importantes desafíos. Si bien las tasas altas son útiles para controlar la inflación, también tienen el potencial de frenar el crecimiento económico. Recientemente, el Banco Central de Reserva (BCR) redujo su tasa de interés en 0.25 puntos, llevándola a 4.75% –una de las tasas más bajas de la región–. Esto refleja el éxito del BCR en mantener la inflación dentro de su rango objetivo de 2%, un logro notable en comparación con otras economías. Sin embargo, la institución también ha señalado que esta tasa está cerca de su nivel “neutral”, descartando la posibilidad de que esta continúe bajando al ritmo de los meses previos.
De hecho, es probable que se mantenga en estos niveles para evitar que persistan las expectativas de inflación, que siguen siendo elevadas. Además, esto busca prevenir que el capital se desplace hacia economías con rendimientos más atractivos, lo que elevaría el costo de financiamiento de nuestros bonos de largo plazo y podría provocar una depreciación descontrolada de nuestra moneda. El gran desafío para el Perú será equilibrar el control de la inflación con el crecimiento económico.
El mensaje es sencillo: las tasas de interés bajas de las últimas décadas ya no son la norma. Los costos de financiamiento más altos posiblemente han llegado para quedarse, lo que debe llevar a los emisores de deuda a ajustar sus expectativas. Empresas que antes se beneficiaban de tasas bajas para expandirse deberán reconsiderar sus planes de inversión. De manera similar, si la expectativa es de tasas cada vez más altas, los inversionistas que tradicionalmente apostaban por instrumentos de largo plazo, como bonos, inmuebles o proyectos de infraestructura, deberán reevaluar su estrategia. En este nuevo entorno, gestionar la incertidumbre será clave.
En resumen, el 2025 se perfila como otro año de tasas elevadas, una nueva normalidad. El Perú enfrentará el desafío de mantener la inflación bajo control y, al mismo tiempo, seguir creciendo. Este escenario presenta tanto dificultades como oportunidades para quienes sepan adaptarse, especialmente en sectores y agentes capaces de aprovechar las tasas elevadas y los cambios globales.