Director periodístico
El espíritu navideño ya se empieza a apoderar de nuestros gobernantes. No solo fue el Congreso que aprobó la semana pasada un bono extraordinario de S/9,900 para todos sus trabajadores, incluyendo a los propios parlamentarios, sino ahora la presidenta, Dina Boluarte, anuncia un incremento salarial a docentes de educación superior y a enfermeras.
Y no es que las enfermeras o los profesores de institutos y universidades no merezcan recibir una mejora en sus remuneraciones, sobre todo, con los problemas que ha enfrentado la economía de millones de trabajadores este año, pero de ahí a decir que con esta medida se impulsa la educación y la salud hay una enorme diferencia.
Si bien tener profesionales bien remunerados es básico para una adecuada calidad del servicio, claramente no es lo único que se debe atender. En el campo de la educación superior hemos visto como el Congreso le quitó los dientes a la Sunedu con la anuencia del Gobierno, afectando la calidad de la educación universitaria.
Mientras que, en el plano de la salud, vemos como el 95% de las postas médicas en el país operan en condiciones inadecuadas, sea por problemas en su infraestructura, falta de equipos y/o personal médico, según información del propio ministerio de Salud, solo por mencionar un ejemplo.
Pero claro, es más sencillo incrementar los sueldos que gestionar los recursos para cerrar estas brechas. Sin embargo, no necesariamente es lo más prudente. El propio ministro de Economía, Alex Contreras, señalaba la semana pasada que era necesario que “el incremento en gasto de remuneraciones se modere”.
El ministro anotaba que para el 2024, prácticamente se ha incrementado el gasto de remuneraciones en cerca de S/ 10,000 millones. Gran parte de ese monto es por las medidas aprobadas en los últimos años en el Congreso de la República. Pero con los recientes anuncios presidenciales, ahora también la presión viene desde el Ejecutivo.
El problema es que el gasto en inversión pública, que es lo que se requiere en esta coyuntura de recesión y riesgo climatológico por el Fenómeno de El Niño, no crece con el mismo entusiasmo que las remuneraciones. De hecho, al cierre de octubre la inversión pública marcaba cuatro meses consecutivos en rojo.
Y sí solo analizamos el presupuesto para responder a la emergencia del Fenómeno El Niño, al cierre de octubre, se ejecutó solo el 28.4% de los S/4.1 mil millones. El Gobierno Nacional, encargado del 81.5% de estos recursos, gastó solo el 27.5%, debido principalmente al bajo avance en los sectores agrario, defensa y vivienda.
Los problemas de ejecución del gasto público para inversión son clarísimos, pero estos no se van a resolver solo con incrementos salariales a los funcionarios, sino con una verdadera reforma del servicio civil, que nos permita tener servidores públicos mejor remunerados, pero también mejor capacitados.
Un verdadero regalo para estas fiestas de fin de año sería que este Gobierno tome como suya la bandera de la reforma del servicio civil, aunque no sea tan popular como un bono o un anuncio de aumento de sueldo.