Olga Horna, gerente general de la Universidad Norbert Wiener
Desde que nuestra Ley Universitaria 30220 define a la universidad como “una comunidad académica orientada a la investigación y a la docencia, que brinda una formación humanista, científica y tecnológica…” queda claro que la calidad no es solo un requisito transversal, sino un imperativo ético en un país de grandes retos y oportunidades como el nuestro. Así, todos los involucrados en el proceso educativo esperan que el retorno de la inversión de un egresado universitario se traduzca en alta empleabilidad, mientras que una universidad, para ser considerada prestigiosa y de calidad, debe probar sus altos estándares certificando sus procesos fundamentales, al tiempo que mide el impacto de su contribución institucional al desarrollo del país.
Es innegable la labor que, en este sentido, desplegó la Sunedu como ente regulador asegurador de la calidad universitaria; sin embargo, las universidades deben ir más allá del cumplimiento de los estándares exigidos y la mejor estrategia para conseguir esa trascendencia es basarla en tres pilares: innovación, internacionalización e investigación. Las tres i.
Respecto a la innovación, además de su estímulo dentro de la comunidad para incrementar la productividad y la competitividad, resulta necesario acreditarla. ¿Cómo? A través del ingreso a rankings prestigiosos o mediante alianzas con universidades e instituciones académicas reconocidas por su liderazgo mundial en este campo, que sirvan de asociados en la consecución de logros propios.
Sobre la internacionalización en el mundo post pandemia, el intercambio colaborativo de conocimiento entre instituciones no solo se volvió accesible sino obligatorio, de la mano de la movilidad estudiantil, que ya dejó de ser privilegio de unos pocos para ser parte esencial de la formación superior y, por tanto, susceptible de ser medida en términos de desplazamiento y alcance.
La investigación, el tercer pilar, potencia el pensamiento crítico tan necesario frente al universo de datos que deben medirse y analizarse diariamente, para separar la paja del trigo, esto es, solo quedarse con la información cierta y relevante. Un egresado con estas habilidades desarrolladas por la investigación constante elaborará soluciones realistas para los desafíos del Perú, cerrando de esta manera el círculo virtuoso. Incorporará las métricas anteriores y el éxito laboral al ideal que todos perseguimos: el progreso de nuestro país.