José Martínez Sanguinetti
Fundador de Sothys Capital
Gracias a su rápida recuperación después de la pandemia, los países del sur de Europa se han convertido en el motor del crecimiento de la Unión Europea (UE). La combinación de varios efectos que incluyen: (1) el despliegue del plan NextGenerationEU, un extensivo programa de ayuda aprobado por la UE, (2) la recuperación de la confianza empresarial y de las inversiones, (3) la reactivación del sector turismo y (4) efectivas políticas para promover la migración de trabajadores; ha permitido que el bloque de países del sur del continente registre tasas de crecimiento récord históricas que se contraponen al relativo estancamiento experimentado por países como Francia, Alemania, Bélgica y los Países Bajos. Estos últimos, tradicionalmente, han sido considerados como naciones del “centro” de Europa.
Esta realidad supone un cambio importante de posiciones relativas dentro del bloque europeo. Hasta no hace mucho, los países del centro lideraban el crecimiento económico de la región sobre la base del poder industrial exportador de Francia y Alemania, fundamentalmente. Sin embargo, este modelo industrial se centraba en (1) el comercio con la emergente economía china y (2) el abastecimiento de energía barata desde Rusia. El inicio de las confrontaciones comerciales entre Estados Unidos y China y el estallido de la guerra en Ucrania alteraron el funcionamiento de las cadenas de suministro integradas con China y encarecieron el costo de la energía sumiendo al centro de Europa en un período de estancamiento que lleva ya casi cuatro años. Los países del sur, por el contrario, han experimentado tasas de crecimiento récord a lo largo del mismo periodo.
De esta manera, para el 2025 y 2026 se espera que la UE crezca alrededor de 1.2% por año en promedio. Las previsiones de crecimiento para España, Grecia, Portugal e Italia son sustancialmente más altas que las de Alemania, Francia y los Países Bajos.
De hecho, se espera que España, Grecia y Portugal crezcan alrededor del 2% en los próximos dos años. Alemania y Francia deberían experimentar crecimientos más bien cercanos a cero.
Las previsiones actuales para la zona Euro, entonces, apuntan a una consolidación de la tendencia descrita de preeminencia del crecimiento de los países del Sur de Europa para los próximos dos años a pesar de la incertidumbre existente con respecto a la situación geopolítica y a las políticas económicas que se derivan del cambio de régimen de gobierno en los EEUU. De hecho, vistas en detalle, las previsiones del Banco Central Europeo (BCE) para los próximos dos años revelan un patrón de debilitamiento relativo en este 2025 y una aceleración en el 2026.
Del lado interno, el crecimiento en la productividad del trabajo y la reducción de la inflación deberían traer consigo un aumento de los salarios reales que, acompañado, con una gradual mejora en los niveles de empleo -impulsada por las esperadas reducciones de tasa de interés por parte del BCE- fortalecerán el consumo personal y la demanda interna. Con esto, los países del Sur de Europa deberían convertirse en uno de los focos del crecimiento económico en los próximos dos años.