Akio Murakami
Gerente de consultoría de salud y beneficios de Marsh Perú
Los costos médicos en el mundo han superado la inflación general en casi tres veces durante los últimos años; sin embargo, en el 2020 ha entrado un nuevo protagonista: la pandemia COVID-19. En Perú, y en base al último Estudio sobre Tendencias Globales de Salud, para este año se proyecta una tasa de tendencia médica superior al 7%, es decir, más de 4 veces la tasa de inflación del país que se ha proyectado en los últimos meses, de acuerdo al BCR (1.6%).
De acuerdo a este estudio, el 65% de aseguradoras en la región, prevé que la tendencia médica será más alta en el 2021. Dichos aumentos están siendo, principalmente, consecuencia de la depreciación de la moneda y el aumento del costo unitario de la atención. Adicionalmente, en muchas geografías los planes asumidos por las empresas reemplazan la cobertura pública, por lo que los planes privados están asumiendo el costo del tratamiento específico para COVID-19.
De igual manera, hay otros factores relacionados con esta proyección, entre los que podemos destacar:
• Reanudación de diagnósticos y tratamientos electivos, que fueron postergados por la pandemia.
• Demoras en el tratamiento de condiciones graves, así como la intensificación de otros tratamientos para condiciones crónicas como diabetes.
• Nuevas reclamaciones relacionadas con el trabajo remoto y el estilo de vida sedentario, incluyendo problemas musculoesqueléticos y de salud mental.
• Reclamaciones relacionadas al costo, atención y tratamiento de la COVID-19, en donde el 68% de aseguradoras espera que haya un aumento de dichos reclamos.
• Mayor uso de sistemas privados locales, en la medida de que el sistema público no tenga la capacidad necesaria para atender, en el marco de la pandemia.
• Incremento de precios unitarios de algunos servicios, en la medida en que la demanda aumenta y/o para compensar la pérdida de ingresos debido a la COVID-19.
Todos estos factores específicos y otros adicionales influirán en cómo se calculan las tasas de las primas de los planes de salud. Asimismo, es importante considerar cómo la COVID19 viene impacto los planes de salud para riesgos laborales. Esto último, teniendo en cuenta que en Perú ya se ha expedido la regulación para considerar la COVID-19 como una condición relacionada con el trabajo, lo cual implica que los gastos médicos deban considerarse en dichos planes de salud.
Asimismo, dichos costos médicos también son impulsados por diversos aspectos tales como estilos de vida cambiantes, demografía que lleva a enfermedades crónicas, tecnologías médicas en progreso, entre otros. En ese contexto, las empresas tienen el reto de elaborar estrategias multifacéticas y multianuales en el que aborden los tres principales elementos para la contención de costos:
1. Diseñar para generar valor: Esto supone el diseño de un plan que ofrezcan coberturas significativas y que incentiven los comportamientos de salud correctos. Asimismo, será crucial invertir en servicios de atención médica de bajo costo, pero con un alto valor que permita prevenir la atención de urgencias. Por ejemplo, hoy en día el 55% de aseguradores utiliza iniciativas de salud preventiva, tales como cobertura para exámenes.
2. Administrar el riesgo de la salud: Esto mediante un enfoque basado en entender y administrar los riesgos de salud de los trabajadores y enfocado en el cambio de comportamientos, que les permita mejorar los resultados. Hoy en día, los tres riesgos de salud más altos que enfrentan los planes de salud continúan siendo: el riesgo metabólico y cardiovascular, el riesgo ocupacional y el riesgo dietario, todos ellos están intrincadamente conectados. Asimismo, los problemas emociones/mentales son tan riesgos como fumar. Por tanto, es necesario desarrollar una estrategia de bienestar que aborde la salud física, mental, social y financiera, todas críticamente importantes en la era de la COVID-19.
3. Aprovechar las oportunidades del sector asegurador que permitan impulsar eficiencias mediante la colocación inteligente, relacionado principalmente a la evaluación de las oberturas que sean más valiosas para los trabajadores y riesgos de salud existentes. Asimismo, la gestión de una financiación, relacionado a obtener economías de escala. Por ejemplo, el 66% de aseguradoras en la región aplicaron prórrogas con periodos de gracia.
Con todo ello, algo fundamental en estos tiempos es que las empresas logren desarrollar una cultura de salud. Para ello, será vital escuchar a los trabajadores para entender sus necesidades y expectativas. Asimismo, la pandemia de la COVID-19 se presenta también un catalizador para cambios fundamentales en la forma cómo pensamos sobre los “beneficios que realmente benefician”. En un contexto de bastante incertidumbre, las empresas necesitan crear beneficios de gran valor. Cuanto más variados sean los recursos de salud y bienestar ofrecidos por una empresa, más energizados y apoyados se sentirán los trabajadores.