Socia de Vodanovic Legal
En el Perú, hace poco se lanzó un importante neobanco local. Uno de sus objetivos, según sus impulsores, es hacer frente a la inminente llegada de los bancos 100% digitales.
Para responder a la pregunta del título de este artículo, debemos aclarar qué es un neobanco y en qué se distingue de un banco digital. Según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), un neobanco es una empresa que brinda servicios financieros de manera digital, normalmente, a través de una alianza con un banco o una entidad del sistema financiero.
Pueden operar gracias a convenios con empresas reguladas, quienes son las responsables de cumplir con la regulación. Por tanto, un neobanco no es un banco independiente ni tiene una licencia propia para operar.
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Por su parte, un banco digital es una empresa que sí cuenta con una licencia de la SBS y que opera predominantemente de manera digital. Eso significa que tiene una infraestructura digital, patrimonio y vehículo social propio para prestar sus servicios.
Nuestra legislación permite a la SBS otorgar este tipo de licencias y hoy existen en el Perú importantes postulantes que incluso son bancos digitales en varios países de la región.
Ahora bien, ¿un neobanco estaría preparado para afrontar la llegada de los bancos digitales? Todo depende de qué tan potente es dicho neobanco y ello está directamente relacionado con la solidez del banco aliado.
Si traemos el ejemplo de la marca IO, el recientemente lanzado neobanco del grupo Credicorp, lo que vemos es que se apalancará en la licencia bancaria del Banco de Crédito del Perú (BCP) y podrá ofrecer, de su mano, todos los servicios permitidos a este último, con la infraestructura que ya conocemos del banco.
Si consideramos además que busca atender el nicho del público joven aún no bancarizado, ello es positivo para la inclusión. Si a ello le añadimos el crecimiento de Yape, que hoy atiende a más de 12 millones de peruanos (un tercio de la población) que pueden transferir, obtener micropréstamos, pagar consumos en la misma plataforma y un sinfín de alternativas más, vemos que la apuesta busca ser disruptiva.
Y si a lo anterior le sumamos que otra empresa del grupo (Krealo) busca integrar, escalar y comprar empresas fintech en la región, entonces vemos que este neobanco busca ser un jugador relevante frente a la competencia que traerán los bancos digitales.
Y todo esto es positivo pues se trata de traer más competencia, generar desarrollo y eficiencia de los servicios financieros, en beneficio del consumidor y de la inclusión financiera.
En un mundo digital, no es posible hablar de un sistema financiero desarrollado si éste sólo atiende a la mitad de la población o si tenemos empresas que aún basan su estrategia en la infraestructura física.
Los servicios financieros son cada vez más digitales y globales. Para mover la aguja de la inclusión financiera, necesitamos más jugadores capaces de dar la talla.
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