Coordinador Residente del Sistema de Naciones Unidas en Perú
El inicio de la COP 26 en Glasgow se da en un momento en el que nuestro mundo está más amenazado y dividido que nunca.
El impacto de la pandemia nos parecerá una nimiedad en comparación con los desafíos que nos depara el futuro si no respondemos a la crisis climática.
El reciente informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático es un código rojo para la humanidad. Temperaturas abrasadoras, pérdida de biodiversidad, aire, agua y espacios naturales contaminados. Y desastres relacionados con el clima en todo momento.
El más reciente Análisis Común de País elaborado por la ONU en el Perú nos ha permitido identificar que, solo para el período 2015-2019, la incidencia de emergencias por lluvias intensas en el Perú aumentó de 1,130 a 3,710 casos; por inundaciones, de 283 a 551; por bajas temperaturas, de 911 a 1,374; y, por derrumbes, de 19 a 322. Estas emergencias, en su mayoría intensificadas por el cambio climático, afectan principalmente a los sectores más vulnerables aumentando así las brechas de desigualdad.
Pero también hay alentadores avances. El Perú fue el primer país de la región que ratificó el Acuerdo de París en 2016 y el primero en aprobar una Ley Marco de Cambio Climático. De igual manera, el Perú se ha comprometido a presentar una Estrategia de Desarrollo Bajo en Carbono, con un horizonte a 2050. Además, en marzo de 2021 se aprobó la Política Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres al 2050. Y hace sólo unos días, como parte de la nueva Política General de Gobierno, se ha establecido como línea de acción prioritaria a 2026 “Impulsar la transición hacia una economía baja en carbono y con capacidades de adaptación frente al cambio climático”.
Desde la ONU llevamos muchos años apoyando al Gobierno del Perú en sus acciones vinculadas con cambio climático. Por ejemplo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) fue el socio principal del estado en la organización de la COP20 en el 2014 en Lima y en la actualidad se encuentra acompañando financiera y técnicamente la formulación de sus contribuciones nacionalmente determinadas. Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) viene apoyando la reducción de vulnerabilidad de mujeres rurales y sus medios de vida para una agricultura resiliente en un contexto de cambio climático en Lima y Junín. La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) apoya la adecuación de los parques industriales con miras a ser ecoeficientes. Y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) junto con la FAO apoyan al Gobierno para lograr la conservación, restauración y gestión sostenible de un ecosistema clave en materia de cambio climático, las turberas, a través de la Iniciativa Mundial para las Turberas. Además, existen iniciativas interagenciales como, PAGE, que apoyan la transición del país a una economía mas verde.
Es esencial para toda la humanidad que cumplamos la promesa del Acuerdo de París. Eso significa reducir las emisiones a la mitad para 2030 y lograr las emisiones netas cero para mediados de siglo, de modo que podamos limitar el aumento de la temperatura a 1.5 grados con respecto a los niveles preindustriales. También significa proteger a las personas de los impactos del cambio climático.
Es por esto que espero que nuestro nuevo Marco de Cooperación 2022-2026, firmado recientemente con el gobierno peruano y construido con insumos de diferentes actores, refuerce el trabajo que viene realizando Naciones Unidas en el país y contribuya a un desarrollo sostenible y de bajo carbono en el país sin que nadie se quede atrás.