Analista de estrategia de inversión en Sura
Al hablar de megatendencias, nos referimos a cambios estructurales en las economías globales que modelan nuestra toma de decisiones a nivel general, incluyendo las que tomamos a la hora de invertir. Después de los tiempos que estamos viviendo a causa de la pandemia, podemos decir que sí se han dado este tipo de cambios, afectando nuestra manera de vivir y de ver las cosas.
El virus nos ha llevado a ver el papel crucial que cumple la tecnología, ya que prácticamente gracias a ella la vida laboral y educativa han podido “continuar”, a pesar de los largos meses de cuarentena total. Es ahí, donde las carreras de tecnología han tomado protagonismo y con esto, el rol de los jóvenes en la sociedad, quienes fueron los que apostaron en un principio por estas profesiones, que años atrás no se encontraban en el radar.
Por otro lado, algo que saltó a la vista con esta enfermedad, plasmado en las altas cifras de mortalidad (principalmente en los países europeos), fue la gran cantidad de población que supera los 60 años. Este tema no es nuevo, pues ya en el 2018 el reporte de Perspectivas de Población Mundial de las Naciones Unidas mostraba que la edad promedio en países como Italia y Alemania era de 47.9 y 46.6 años respectivamente, y, además, estimaban que, en la próxima década, 1 de cada 4 personas sería mayor a 65 años en Europa Oriental.
Contrario fue el caso de los países como Brasil, México o incluso nuestro propio país, donde el incremento en la tasa de mortalidad por COVID-19 no fue tan abrupto y recién hace un mes se ha alcanzado niveles alrededor de 74 y 106 muertos por cada 100,000 habitantes, según la Universidad Jhons Hopkins. En parte, la razón de esto fue la vulnerabilidad de las personas mayores, pero, además, la baja capacidad de camas UCI en estas regiones. A esto se le añade la dificultad en el control de la pandemia por los mayores niveles de población.
Así vemos cómo la crisis global que estamos sufriendo evidencia la disparidad entre las poblaciones alrededor del mundo y cómo se traslada al comportamiento de cada sociedad. Se trata de un cambio latente, que se acentuará en los próximos años; un cambio estructural en el orden demográfico y social a nivel global.
El hecho de que algunas sociedades ya presentan envejecimiento, mientras que otras continúan creciendo, influye en que se observen, por un lado, reducciones en la fuerza laboral, y por otro, una fuerza laboral joven. Ambos escenarios, traen consecuencias en los hábitos de consumo y en las necesidades de los ciudadanos.
En el primer escenario, las empresas tendrán que innovar para poder ofrecer cuidados de salud a menores costos y servicios al nivel de las necesidades y los gustos de las poblaciones con una edad promedio entre 45-65 años. Y no sólo serían las empresas, sino también el gobierno. Un gobierno que pasa por una reducción laboral gastará mucho más de lo que le ingresa, pues los gastos en seguros sociales y en servicios de salud serán mayores. Además, corren el riesgo de no ver un aumento en la población a causa del cambio en la mentalidad de los jóvenes de hoy. Y esto seguirá llevando a recurrir a procesos productivos automatizados, porque cada vez hay menos mano de obra.
Por el lado del segundo escenario, el de los países que tienen fuerzas laborales juveniles, será un reto constante el poder otorgarles buenas oportunidades laborales para que no se queden fuera de la población económicamente activa y dejen de representar un ingreso a la nación. La forma de trabajar de las nuevas generaciones es mucho más competitiva. Por ejemplo, el tener más títulos, cursos o experiencias laborales se ha vuelto una necesidad y parte de cualquier carrera profesional exitosa. En este contexto, los negocios que sepan comprender estas nuevas formas de trabajo serán el boom de los próximos años. Asimismo, las empresas que inviertan de manera sostenible, poniendo énfasis en el cuidado del medio ambiente y bajo políticas de gobierno responsable que ponga en el centro el bienestar de sus colaboradores, serán las más demandadas por los jóvenes, quienes deseamos que nuestro trabajo, inversiones o actos tengan un impacto positivo en la sociedad.
Es importante considerar que, si el país en cuestión no logra satisfacer estas ansias de superarse de los jóvenes, de conseguir oportunidades profesionales que los exijan al máximo dentro de sus propios territorios, la población juvenil podría buscarlas fuera del país, lo que llevaría a una “fuga de talento”. También podría generar un descontento social generalizado, ya que las voces de los jóvenes se harán escuchar, provocando inestabilidad social a estas regiones. Si nos basamos en las cifras mostradas en el último estudio anual 2020 del estado de la población mundial que publicó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), los más propensos a esto serían los países en vías de desarrollo, donde vive el 25.1% del total de la población entre 10-24 años a nivel mundial, lo mismo ocurriría con los países subdesarrollados, que alberga al 31.8%. La situación sería diferente para los países más desarrollados, cuya población joven alcanza el 16.6%.
En definitiva, podemos decir que los cambios en las sociedades, que se han venido dando durante los últimos años, son mucho más evidentes el día de hoy, y que es importante que las empresas y los inversionistas en general, estemos atentos para de esa forma modificar nuestras estrategias de negocios y poder alcanzar buenas rentabilidades.